PARA ESTUDIAR Y MEDITAR: Lee “Apropiarse de la victoria”, Mensajes
para los jóvenes, pp. 72, 73; “El verdadero motivo del servicio”, El discurso maestro
de Jesucristo, pp. 79-81; y “Una súplica a los jóvenes”, Testimonios para la iglesia,
t. 3, p. 402. Lee, también, el Comentario bíblico adventista, t. 6, pp. 1.074, 1.075.
“Él [Jesús] no consintió en pecar. Ni siquiera por medio de un pensamiento
cedió a la tentación. Así también podemos hacer nosotros. La humanidad de Cristo
estaba unida con la divinidad; fue hecho idóneo para el conflicto mediante la
permanencia del Espíritu Santo en él. Y él vino para hacernos participantes de la
naturaleza divina. Mientras estemos unidos con él por la fe, el pecado no tendrá
dominio sobre nosotros. Dios extiende su mano para alcanzar la mano de nuestra
fe y dirigirla a asirse de la divinidad de Cristo con el fin de que nuestro carácter
pueda alcanzar la perfección” (DTG 98).
“En nuestro bautismo, nos comprometemos a romper toda relación con Sa-
tanás y sus instrumentos, y a poner corazón, mente y alma en la obra de extender
el Reino de Dios […]. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se han comprometido a
cooperar con los instrumentos humanos santificados”.–“Comentarios de Elena G.
de White”, Comentario bíblico adventista, t. 6, p. 1.075.
“Una profesión del cristianismo sin la fe y las obras correspondientes no servirá
de nada. Nadie puede servir a dos señores. Los hijos del maligno son los siervos de
su señor, al cual se entregaron para obedecerle; son sus siervos, y no pueden ser
siervos de Dios a menos que renuncien a todas sus obras. No puede ser inofensivo
para los siervos del Rey celestial tomar parte en los placeres y las diversiones en
que participan los siervos de Satanás, aun cuando repitan a menudo que las tales
diversiones son inocentes. Dios ha revelado verdades sagradas y santas que han de
separar a sus hijos de los impíos y purificarlos para sí. Los adventistas del séptimo
día deben vivir conforme a su fe” (TI 1:358).
PREGUNTAS PARA DIALOGAR: 1. A pesar de que tenemos todas estas maravillosas promesas de victoria
sobre el pecado, el hecho es que todos (incluso los cristianos nacidos de nuevo)
somos conscientes de cuánto hemos caído, de cuánto hemos pecado y de cuán
corrompido puede estar nuestro corazón. ¿Existe alguna contradicción? Explica
tu respuesta. 2. Comparte con tu clase un testimonio de lo que Cristo ha hecho en ti, de los
cambios que has experimentado y de la nueva vida que tienes en él. 3. Aunque es importante recordar siempre que nuestra salvación descansa
solo en lo que Cristo ha hecho por nosotros, ¿qué peligros surgen si destacamos
excesivamente esa maravillosa verdad y excluimos la otra parte de la salvación: lo
que Jesús hace en nosotros para transformarnos a su imagen? ¿Por qué necesitamos
entender y enfatizar estos dos aspectos de la salvación?