Lee “Ayuda en la vida cotidiana”, El ministerio de curación, pp. 373-375; “Cristo, el centro del mensaje”, Mensajes selectos, t. 1, pp. 449-451; y “La tentación y la caída”, Patriarcas y profetas, pp. 34-47.
“Muchos están engañados acerca de la condición de su corazón. No com-
prenden que el corazón natural es engañoso más que todas las cosas, y deses-
peradamente impío. Se envuelven con su propia justicia y están satisfechos con
alcanzar su propia norma humana de carácter” (MS 1:376).
“Hay gran necesidad de que Cristo sea predicado como la única esperanza y
salvación. Cuando la doctrina de la justificación por la fe fue presentada […] llegó
a muchos como el agua que recibe el viajero sediento. El pensamiento de que nos
es imputada la justicia de Cristo, no debido a ningún mérito de nuestra parte, sino
como una dádiva gratuita de Dios, pareció un pensamiento precioso” (ibíd., p. 422).
“El cual es figura del que había de venir (5:14). ¿En qué sentido es Adán figura
de Cristo? Así como Adán se convirtió en causa de muerte para sus descendientes, aunque estos no comieron del árbol prohibido, así también Cristo se convirtió en
un dispensador de justicia para los que son suyos, aunque estos no hayan obtenido ninguna justicia; porque mediante la Cruz, él ha conseguido (justicia) para todos
los hombres. La figura de la transgresión de Adán está en nosotros, porque morimos como si hubiésemos pecado como él. La figura de Cristo está en nosotros, porque vivimos como si hubiéramos cumplido toda justicia como él”.–M. Lutero, Commentary on Romans, pp. 96, 97.
PREGUNTAS PARA DIALOGAR:
1. “Se necesita un estudio mucho más profundo de la Palabra de Dios; especial-
mente los libros de Daniel y el Apocalipsis deberían recibir atención como nunca
antes en nuestra obra. Bien podremos tener menos que decir sobre algunos temas
referentes al Papado, pero debemos llamar la atención a lo que los profetas y los
apóstoles escribieron bajo la inspiración del Espíritu de Dios” (Ev 420). ¿De qué
modo entendemos esta cita de Elena de White?
2. Medita en la realidad de la muerte, en lo que esta le hace no solo a la vida,
sino también al significado de la vida. Muchos escritores y filósofos han lamentado
la absoluta falta de sentido de la vida porque termina en la muerte eterna. ¿De qué
forma les respondemos como cristianos? ¿Por qué la esperanza que tenemos en
Jesús es la única respuesta a esa falta de sentido?
3. Así como la caída de Adán impuso una naturaleza caída en todos nosotros, la
victoria de Jesús ofrece la promesa de la vida eterna a todos los que la aceptamos
por fe, sin excepciones. Con una provisión tan maravillosa a nuestro alcance, ¿qué
impide que la gente se acerque y la reclame para sí? ¿Cómo podemos ayudar a
quienes tratan de entender mejor lo que Cristo ofrece y lo que ha hecho por ellos?