«Dios dispone todas las cosas Para el bien de quienes lo aman» (Romanos 8: 28).
CUANDO Ml AMIGA Mónica era niña, quería jugar al fútbol. Esa era la ilusión de su vida. Su papá era entrenador de un equipo semiprofesional, pero de muchachos varones. Ella lo acompañaba a muchos entrenamientos y, a la distancia, se entretenía sola con la pelota. Mónica pasaba tantas horas a solas con un balón, que llegó a adquirir muy buena técnica observando lo que su padre enseñaba a los muchachos, que eran diez años mayores que ella.
—Mamá yo quiero ser futbolista —decía Mónica.
Un día, la mamá de Mónica se tomó en serio la petición de ella y decidió hacer algo al respecto. El problema era que en su país, España, y en aquella época, que eran los años ochenta, las mujeres no jugaban al fútbol y no había ni un solo equipo de fútbol femenino en toda la ciudad. La mamá buscó y rebuscó pero nada, imposible. Así que tuvo que decirle a Mónica:
—Lo siento, pero no hay ni un solo equipo de fútbol femenino en toda la ciudad.
Mónica se puso bastante triste con eso, pero qué podía hacer, era una niña y no podía crear un equipo ella sola. Un día, su maestro de gimnasia le dijo:
—Mónica yo veo que se te da muy bien el deporte y que eres muy sociable, creo que debes probar algún deporte de equipo. Creo que el baloncesto se te daría muy bien.
Mónica no tenía ni idea de baloncesto, pero le gustaba el deporte y decidió intentarlo. Nadie nunca le había dicho lo que le dijo ese nvaestro. Con el tiempo, Mónica jugó en un equipo en la secundaria, e incluso jugó un año en los Estados Unidos, y recibió una beca para estudiar y jugar baloncesto en la universidad.
[Sabes? Uno nunca sabe cuándo se le abrirá una Puerta. Dicen que cuando Dios cierra una puerta, abre una ventana, y eso fue lo que le pasó a mi amiga. Por eso no tenemos que desesperarnos cuando lo que queremos no puede ser. Podemos intentar otras cosas, orando a Jesus para que él nos indique qué camino tomar,