«Cuando Jesús estuvo en el sepulcro, Satanás triunfó. Se atrevió a esperar que el Salvador no resucitase. Exigió el cuerpo del Señor, y puso su guardia en derredor de la tumba procurando retener
a Cristo preso. Se airó amargamente cuando sus ángeles huyeron al acercarse el mensajero celestial. Cuando vio a Cristo salir triunfante, supo que su reino acabaría y que él finalmente
habría de morir» (El Deseado de todas las gentes, p. 728).
La cita de Elena G. de White que aparece en la sección; Más Luz, de esta semana nos permite ver una muestra de las arteras maquinaciones de Satanás. ¿Sabía Satanás quién era Jesús? (Véase Mateo 4: 1-11). Satanás jamás habría tentado a Jesús con la fuerza que lo hizo si no hubiese sabido que Jesús era el Mesías, el Salvador del mundo. Si destruía al Salvador, el mundo estaría condenado para siempre.
Lee a continuación Apocalipsis 12: 7-10. Después que fue expulsado del cielo junto a sus ángeles, ¿a qué tarea de tiempo completo se dedicó Satanás (versículo 10)?
Satanás llegó a ser el «jefe de los acusadores» de toda la humanidad, acusándonos constantemente de quebrantar la Ley de Dios. Como la vida inmaculada de Cristo estuvo a la altura de las demandas de la Leyde Dios, y su perfecta muerte pagó el precio de todos nuestros pecados, la última esperanza
de Satanás para impedir la salvación de la humanidad era evitar que Jesús se levantara
alguna vez de los muertos. La resurrección hizo que la vida y la muerte de Cristo fueran efectivas en nuestro favor.