Era Domingo y llovía, Elisa estaba muy aburrida,
—Mamá, ¡estoy aburrida!
—Cuando deje de llover podremos ir al parque —contestó la mamá— Puedes hacer otras cosas mientras pasa la lluvia.
Elisa se acercó a la ventana pero la lluvia no dejaba de caer.
Después de unos minutos, Elisa buscó algo con que entretenerse. Tomó la pelota de su hermanito y comenzó a lanzarla, para atraparla cuando cayera.
Así continuó durante unos minutos hasta que se oyó un fuerte ruido. ¡Había quebrado el jarrón más costoso de la casa! (Muestre el jarrón), Elisa se puso muy nerviosa. Levantó el tapete de la sala y escondió los vidrios rotos. Más tarde, la mamá preguntó a Elisa:
—¿Qué fue ese ruido hace rato?
—¡Nada! Todo está bien —respondió Elisa. Luego se dirigió a su habitación con sus manos llenas de pequeños cortes por los vidrios.
Quiso ocultarlas pero le dolieron tanto, que terminó por confesar.
—Mamá, perdóname, Cuando estaba en la sala jugando con la pelota rompí tu jarrón y para que no te dieras cuenta, escondí los vidrios debajo del tapete, pero me corté,
—Siempre es mejor decir la verdadporque si la ocultamos, las consecuencias pueden ser peores. Si me hubieras dicho de inmediato, no te habrías lastimado.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, ayúdame a decir siempre la verdad. Sé que tú lo vez todo y quieres ayudarme. Amén.