«Porque nuestra lucha no es contra seres huntanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este ntundo de tinieblas, contrafuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan resistir hasta elfin confirpneza».6: 12-13,
MANTEXGAMOS NUESTRA CONFIANZA en Cristo en todas las circunsrancias. El ha de ser todo para nosotros: el primero, el último y lo mejor en todo. Por consiguiente, eduquemos nuestra lengua para que exprese alabanzas a su nombre, no solamente cuando experimentemos alegría o regocijo, sino en todo momento y en todo caso. Mantengamos nuestro corazón lleno de las promesas de Dios, para que podamos pronunciar palabras de consuelo y fortaleza a los demás. Así podremos aprender el idioma de los ángeles celestiales, que, si somos fieles, serán nuestros compañeros por los siglos sin fin.
Cada día deberíamos progresar en perfécción de carácter, y esto lo lograremos ciertamente si nos mantenemos enfocados en la meta. 1…1 En cada creyente luchan activamente dos poderes en procura de la victoria.
La incredulidad ordena sus fuerzas, guiada por Satanás, para separarnos de la Fuente de nuestra fortaleza. La fe ordena las suyas «con los ojos puestos en Jesús, y plenitud de nuestra fe» (Hebe 12: 2; LPH). El conflicto continúa minuto a minuto ante la vista del universo. Esta es una batalla cuerpo a cuerpo, y el gran intertogante es: ¿Quién obtendrá el dominio? Cada uno tiene que decidir por sí mismo este asunto. Todos hemos de tomar parte en esta lucha, peleando en un bando o en el Otto, En este conflicto no hay tregua. t.. I Se nos urge a preparamos para la acción: «Hertnanos, busquen su tuer:a en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la artuaduta que Dios les ha dado, pata que puedan estar firmes contra los engaños del diablo», La advertencia se
repite: «Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, despues de haberse preparado bien, mantenerse firmes (Efe. 6: 10-13 DHH).The Youth’s Instructor, 10 de enero de 1901,