«Arna al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.’ El segundo es igualmente importante: Arna a tu prójimo como a ti mismo’! Ningún otro mandamiento es más importante que estos’ » (Marcos 12:30, 31, NTV).
EL 2 de octubre de 2006, Charles Carl Roberts entró en una escuela Amish en Nickel Mines, poblado de Pensilvania, Estados Unidos. Llevaba un arma, con la que le disparó a diez niñas pertenecientes a la comunidad Amish, antes de matarse; cinco de ellas murieron. ¿Cómo habríamos reaccionado si hubiera pasado en uno de nuestros colegios? ¿Con ira? ¿Con odio hacia quien Cometió tan abominable acto? ¿Cómo reaccionó la comunidad Amish? Los Amish se acercaron a consolar a la familia del asesino, y le ofrecieron apoyo emocional y monetario. Varios de los familiares de las niñas asesinadas asistieron al funeral del asesino.
Esta reacción no fue inusual para la comunidad Amish. Ellos tienen una larga tradición de pacifismo y espíritu de perdón. Este principio está tan inculcado en su ser que cuando el asesino apuntaba al grupo de estudiantes una de las niñas, de trece años, se ofreció a morir, con la esperanza de salvar a las demás.
Los Amish, como los Menonitas, se originan en Felix Manz y Conrad Grebel, anabaptistas suizos. El movimiento Amish toma su nombre de Jacob Ammann (1656-1730), un menonita suizo. He visitado personalmente una colonia menonita cerca de Guatraché, Ca Pampa, Argentina. Son notables sus principios de amabilidad, hospitalidad, pacifismo y ayuda mutua.
El pacifismo y la disposición a perdonar identifican al movimiento Amish. La niña que ofreció su vida para salvar la de las demás fue nombrada la persona más inspiradora de 2006 por un sitio de Internet que nuclea varios grupos cristianos.
Me pegunto por cuáles características somos conocidos como cristianos ¿Influimos en el mundo con el mensaje más importante que tenemos que dar? ¿Qué es lo que nos identifica? El Apocalipsis habla del remanente, ese grupo de personas que «guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo» (Apoc. 12:17; ver 14:12). Ciertamente, guardamos el sábado, y somos conocidos por eso. Pero los Mandamientos de Dios regulan nuestra relación con el Señor, y también con nuestros semejantes. Cristo resumió la Ley como el amor a Dios y al prójimo. Nos jactamos de guardar el primer y gran mandamiento, pero ¿estamos siendo conocidos por guardar también el segundo gran mandamiento: amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos?
Es mi oración que lleguemos a ser conocidos como «El pueblo más inspirador», por amar a Dios —guardando sus Mandamientos— y a nuestro prójimo, MB[soundcloud id=’344816137′ height=’false’]