«Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo» (Mateo 2:13).
La organización Save the Children [Salven a los niños] celebra mundialmente el
23 de octubre como el Día Mundial de Acción para la Supervivencia Infantil. Esta es, a priori, la mayor campaña de concientización de la mencionada entidad, El objetivo de conmemorar este día es evitar la mortalidad infantil y materna, y que las medidas y acciones en este sentido sean prioritarias. Lo que busca Save the Children es que ningún niño menor de cinco años muera en el mundo por causas prevenibles.
Al analizar las conductas sociales, no se necesita una mirada aguda para comprobar que los niños son objeto, en todo el mundo, de trata de personas y explotación laboral. Millones de ellos sufren por enfermedades que se pueden evitar, no tienen acceso a la educación básica y, lo que es peor, están siendo arrasados por el flagelo de la desnutrición.
En la Biblia, aparecen varios casos de niños que padecieron infortunios. Qué decir de Ismael, ese hijo nacido de la relación entre Abraham y Agar, fruto de la impaciencia del patriarca ante la aparente demora de las promesas divinas. Siendo apenas un adolescente, él y su madre Agar fueron desterrados del camparnento y enviados al desierto. Génesis 21:8 al 21 relata cómo madre e hijo casi mueren de sed. Pero Dios los salvó.
Qué decir de Moisés, dejado en el río Nilo para intentar que la familia del faraón lo cuidara, debido a que corría peligro de muerte en su casa materna, pues los egipcios habían dispuesto matar a todo niño varón que naciera entre los judíos (Éxo. 1:16).
Pero la misma tierra que amenazó a Moisés ayudó a Jesús, ya que María y José huyeron allí de Herodes, quien había decretado la muerte de los niños en Israel (Mat. 2:13-1 s).
Hoy puede ser un día histórico. Trabaja y haz tu parte para ayudar a los niños. Y recuerda que Jesús dijo que debemos moldear nuestro carácter y ser como ellos para entrar en el Reino de los cielos (Mac. 18:3).
«A medida que la mente se espacia en Cristo, el carácter es modelado a la semejanza divina. Los pensamientos son saturados en un sentido de su bondad, de su amor. Contemplamos su carácter, y así él está en todos nuestros pensamientos Su amor nos abarca» (Elena G. de White, Reflejemos a Jesús, p. 302). PA
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Jóvenes 2017 “UN DÍA HISTÓRICO” Por: Marcos Blanco / Pablo Ale.