«Todos deben someterse a las personas que ejercen la autoridad. Porque no hay autoridad que no venga de Dios, y las que existen, fueron puestas por él» (Romanos 13: 1).
¿SABES QUÉ SIGNIFICA la palabra «autoridad»? Se usa para referirse a las personas que han sido elegidas para que gobiernen, o para que sean nuestros jefes, maestros, padres y superiores. La persona que ejerce autoridad merece que la obedezcamos, porque así le agrada a Jesús que hagamos. A no ser que esa persona abuse de su autoridad y la utilice contra nosotros. Entonces, lo más lógico es que le pidamos que actúe con justicia.
Un ejemplo de autoridad es el presidente de un país. Todos los ciudadanos que lo eligieron, e incluso los que no votaron por él o por ella, deben obedecerle y darle un trato de respeto, porque ganó las elecciones por mayoría. Por esa razón, tiene autoridad para tomar decisiones y los ciudadanos hemos de respetar esas decisiones.
En todo el mundo, el 22 de abril se celebra el Día de la Tierra. En ese día se espera que la gente cuide los recursos naturales del planeta y que los maneje con buen criterio. En la ciudad donde vivo, Medellín, se decretó el Día sin carro para cuidar del medioambiente. ¿Sabes qué tienen que hacerlos conductores ese día? Dejar el auto en la casa y moverse en transporte público; o ira todas partes caminando. El que no obedezca esa norma, va a tener problemas.
La autoridad siempre ha existido. Antes de que naciera Jesús, Augusto César anunció una ley; todos debían ser empadronados, y cada persona debía ir a la ciudad donde había nacido. José y María tuvieron que viajar a Belén y, estando allí, nació Jesús. Los padres de Jesús obedecían a las autoridades. Y el mismo Jesús siempre obedeció a sus padres, que eran su autoridad terrenal. Por eso nosotros también debemos ser obedientes con quienes tienen autoridad sobre nosotros y la utilizan de manera justa. Tus maestros, dirigentes de iglesia, ciudad o país, abuelitos y también papá y mamá, aunque algunas veces se equivoquen, Dios los puso ahí para ayudarte por medio de su autoridad. No seas rebelde, obedece a quien debes, y en especial a Jesús, nuestra máxima autoridad. Sus leyes son para hacernos felices.