«Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey, porque se sostuvo como viendo al Invisible». Hebreos 1 1 : 27
LA PUERTA ESTÁ ABIERTA. Hay un silencio que aterra, y Agustín no logra vencer el temor. «¿Por qué no entras, de una vez?», le dice una voz, desde adentro. El joven estudiante toma aire, como lo hacen los cantantes líricos, y con paso firme atraviesa la puerta. Sabe que será difícil anunciar al jefe que, por causa de su conciencia, no podrá hacer lo que le pide. Sabe también que si pierde el empleo no estará en condiciones de continuar pagando la universidad.
¿Qué hacer? Tal vez otra persona no tendría los conflictos interiores que tiene Agustín; pero él conoce la Biblia y respeta sus principios, porque sabe que vienen de Dios.Agustín no fue la única persona que tuvo que enfrentar momentos difíciles por respetar sus principios. A lo largo de la historia, Dios siempre ha tenido hijos extraordinarios, que hasta prefirieron morir antes que traicionar su conciencia.
El versículo de hoy nos habla de Moisés: el líder del pueblo de Israel no solo perdió el empleo, sino también fue perseguido. El texto registra que no tuvo miedo de la ira del rey.Creo que la expresión «no tuvo miedo» es una frase retórica, para expresar la decisión que Moisés tomó, a pesar de las dificultades. El miedo es natural; está en lo recóndito de la naturaleza humana. Una persona sin miedo se vuelve imprudente.
La fe no te vuelve insensato: te da valor para que, a pesar del miedo, seas capaz de enfrentar a tus enemigos.El secreto está en ver lo que es invisible: tus ojos físicos solo logran ver lo que está delante de tu vista; pero los ojos de la fe te llevan a visualizar las promesas de Dios hechas realidacl. Y él ha prometido que podrán caer mil a tu lado y diez mil a tu otro lado’ pero tú no serás tocado.
Eso puede parecer una utopía para quien no vive una vida de compañerisrno diario con Jesús. Pero mediante la fe tú lo ves como una realidad* Por eso hoy no te amedrentes delante de los «faraones» que te persiguen Y amenazan destruirte. Nada podrán contra ti: tu vida está escondida en las manos de Dios. Recuerda: «Por la fe [Moisés] dejó a Egipto, no temiendo la ira del reY’ porque se sostuvo como viendo al Invisible».