Con la ayuda de tu mamá o de tu papá, toma un espejo y obsérvate unos segundos. ¿Podrías decir a tus papás de qué color es tu cabello?
¡Muy bien! Ahora, sigue observando y di cuál es tu color de piel y la forma de tus ojos. Pasa el espejo a tus papás y hazles las mismas preguntas.
Seguramente, en algunos rasgos te pareces a tu mamá y en otros a tu papá. Sin embargo, no eres igual a ninguno de los dos.
Tal vez seas de alta o baja estatura, de piel blanca o morena, de ojos rasgados o circulares. Dios creó a cada persona única, porque somos muy especiales e importantes para él.
Observa las fotos de los niños del mundo y menciona las diferencias que tienen. Somos diferentes no solamente por las características físicas, también en nuestros gustos. Por ejemplo, tu fruta favorita puede ser el mango, pero la de tu mamá, la sandía. Tu animal favorito puede ser el perro, pero el de tu mejor amigo, el águila o el león.
Quizás tu deporte favorito sea el fútbol, y el de un niño de otro país sea el baloncesto.
¿Te das cuenta de que todos tenemos gustos distintos? Dios te creó así y desea que te sientas feliz por ese motivo.
HABLA CON JESÚS:
Gracias te doy, querido Jesús, por hacerme tan especial. Quiero vivir feliz y respetar a los demás, amándolos como tú me amas a mí.