«Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: “¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz!” Pero eso ahora está oculto a tus ojos» (Lucas 19: 41, 42).
Piensa en el Texto clave de esta semana.
En el relato de la gran marcha de Jesús a Jerusalén, Jesús se detuvo a un costado del camino. ¿Puedes imaginar la
sorpresa de todos los que seguían a Cristo cuando en medio de la celebración Jesús comienza a llorar? Los que rodeaban a
Cristo pensaron que le estaban haciendo un favor, pero Jesús pudo ver más allá de las festividades externas y ver sus falsedades internas. ¿Por qué piensas que Jesús reaccionó de esta manera?
El pecado de ellos quebrantó el corazón de Dios, y el pecado también quebranta nuestros corazones. Eleva hoy una oración
a Dios pidiéndole que te ayude a ver el pecado de la manera en que él lo hace.