El que ama el dinero, siempre quiere más, Eclesiastés 5: 10.
En la televisión anunciaban que al comprar un paquete de papas fritas, podía intercambiarse por un automóvil de juguete en la tienda más cercana.
A los chicos del salón les encantaba coleccionar carritos. Joel y su amigo Randy eran los que tenían más. Todos estaban entusiasmados con la nueva promoción. Un día llegó Randy a la escuela diciendo:
—¡Miren, ya tengo casi todos los carritos! Mi abuelita vino el fin de semana y me compró varios paquetes de papas fritas.
Joel se sintió celoso. Después de la escuela pidió dinero a su mamá, pero se lo negó. «¿Qué hago? Tengo que conseguir dinero para comprar más papas y tener más carritos en mi colección, no quiero que Randy me gane», pensó Joel.
Mientras la mamá lavaba los platos, Joel subió a la habitación de sus papás y sacó del bolsillo de su mamá un billete de cien pesos.
Luego corrió a la tienda, compró diez paquetes de papitas y los canjeó por carritos. Todo en secreto. «¡Ahora sí, tengo más carritos que Randy!», se dijo.
A la mañana siguiente, la mamá le preguntó:
—¿Joel, de casualidad viste un billete de cien pesos? Creí que los tenía en mi bolsa pero no sé qué pasó. .
—No, mamá, yo nunca tomo tus cosas si tú no me lo permites —respondió Joel. ¡Era mentira!
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, ayúdame a conformarme con lo que tengo y no desear las cosas de los demás, amén.