«Su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6: 8, NVI).
MI Dios viviente y omnipotente al que servimos es impresionante. Las palabras se quedan cortas para alabarlo y relatar las maravillas que hace por sus hijos.
Sé cuán cierto es esto porque él ha hecho muchas cosas grandiosas por mí.
Hace muy poco, un exalumno de hace unos treinta años, me envió un correo electrónico para decirme que él y sus excompañeros de clase querían visitarme y ver el colegio en el que yo estaba enseñando inglés como segunda lengua. Como mi esposo y yo terminábamos dos años de servicio voluntario allí, estábamos felices de poder mostrar el Mission College a estos exalumnos. Intercambiamos varios correos electrónicos con cada uno y acordamos que el 22 de enero era la mejor fecha para todos. Sin embargo, el fin de semana anterior al 22 de enero mi exalumno me escribió y me dijo que se había complicado esa fecha, ya que estaba cerca del Año Nuevo chino. ¿Sería posible cambiar la fecha al 15 de enero? Estuvimos de acuerdo y nos preparamos para su llegada.
Llegaron temprano y les mostramos los edificios y los diferentes lugares en que estaban ubicadas las facultades, antes de almorzar. Tuvimos una visita hermosa; recordamos los días en que ellos habían pasado por el secundario. Me dijeron que quienes no habían podido ir estaban todos bien, excepto uno, que había tenido un accidente, y otro que había fallecido. Los alumnos llegaron manejando autos Mercedes, lo que me demostraba que realmente les estaba yendo bien en las profesiones que habían elegido.
Una semana después, el domingo en que originalmente sería la visita, me dio una fuerte gripe, mucha tos, y reincidió un problema de espalda. Apenas podía caminar, por mi hernia de disco. Acostada en la cama, agradecí a Dios una y otra vez Porque supo que esto ocurriría, por lo que había arreglado para que mi reunión con mis exalumnos fuera una semana antes. iA qué gran Dios servimos! Nuestro Dios Todopoderoso conocía la situación difícil que me sobrevendría, y tenía un plan mejor. ¿No son sus planes siempre los mejores?
Mi oración es que Dios siempre nos ayude a confiar incondicionalmente en él’ todo el tiempo. Aunque a veces pensamos que nuestros planes son buenos, sus caminos siempre son los mejores.