Pero cuando ya se encontraba cerca de la ciudad de Damasco, una luz que venía del cielo brilló de repente a su alrededor. Saulo cayó al suelo, y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Hechos 9:3,4.
No hay nada que arruine más una cita que darte cuenta de que estás con la persona’ equivocada. Era mi primer año en la universidad y había comprado un billete de avión para que mi novio, que era de otro estado, pudiera asistir al banquete de primavera conmigo. En general, había sido una hermosa velada. Mi vestido era precioso, mi acompañante era impresionante, la sala de banquetes era espléndida y la comida, deliciosa. La noche habría sido un éxito rotundo si yo no hubiera levantado la vista de mi postre. Mí novio se giró para hablar con otra persona y, por alguna razón, yo miré hacia las otras mesas. En ese preciso instante, la multitud desapareció para mí y me sorprendí mirando directamente a Greg, que resultó que me estaba mirando a mí. Mantuvimos la mirada puesta el uno en el otro durante apenas unos segundos, pero en esos breves instantes algo hizo clic en mi cabeza para siempre. Estaba con el hombre equivocado. Una mirada de Greg y lo vi todo claro.
En el camino a Damasco, Saulo también se dio cuenta, inesperadamente, de que estaba persiguiendo a la persona equivocada y de que aquello a lo que había dedicado su vida no era lo correcto, Estaba inmerso en su misión de perseguir cristianos cuando, de repente, apareció una luz que brillaba desde el cielo y una voz le dijo que estaba persiguiendo al mismo Jesús. Entonces se quedó ciego y sus compañeros tuvieron que llevarlo a una casa cercana, donde ayunó y oró tres días enteros. Finalmente, cuando Ananías acudió por fe a visitar a un hombre tan peligroso y temido, le tocó los ojos y de ellos cayó algo parecido a escamas, Saulo podía ver de nuevo, pero esta vez con claridad. El propósito de su vida había cambiado para siempre. Supo cuál era su verdadera misión.
NO querrás darte cuenta un día, repentinamente, de que no has estado persiguiendo lo correcto, ¿verdad? ¿Te has detenido últimamente a pensar acerca de lo que estás persiguiendo? ¿Es una persona? ¿Persigues metas, sueños, adicciones, o sigues a Jesús? No dediques tu tiempo y tus energías a algo equivocado,