«Aunque pase por el más oscuro de los valles, no temeré peligro alguno, porque tú, Señor, estás conmigo; tu vara y tu bastón me inspiran confianza» (Salmo 23:4).
¿CONOCES A ALGUIEN que use bastón? Los bastones se usan desde la más remota antigüedad. Se cree que, en la antigua Babilonia, ningún hombre importante salía de su casa sin llevar un bastón en la mano. Así que imagínate de hace cuántos siglos atrás estamos hablando. Hay cosas que nos pueden parecer modernas y que, sin embargo, no lo son para nada. Lo que sí sería moderno es un bastón ultrasónico. ¿Te parece que eso es cosa de ciencia ficción? Pues déjame decirte que no lo es. Ya se ha creado un bastón que es ultrasónico, voy a hablarte un poco de él.
El bastón ultrasónico es un gran avance para las personas ciegas. Se ha creado especialmente para ellas. ¿Cómo funciona? Pues utiliza un sistema de locación ultrasónica semejante al que usan los murciélagos para guiarse en la oscuridad. Este bastón permite ubicar objetos en frente, a la altura del hombro y de la cabeza; avisa de cualquier obstáculo que se pueda encontrar en el camino, y lo hace por medio de vibraciones. Al vibrar, el bastón avisa a su propietario de que se está acercando peligrosamente a algo, y que por lo tanto debe desviarse del camino para no chocar. ¿Qué te parece el invento?
La Biblia nos habla de personas que también usaban bastón, y que ese bastón les era muy útil. ¿Recuerdas alguna de esas personas? Quizás la primera que viene a nuestra mente es Moisés. El bastón de Moisés no solo le servía para apoyarse durante su peregrinación o para apacentara sus ovejas; Dios lo usó para hacer milagros. Por ejemplo, convirtió el bastón en una serpiente. Eso es más increíble aún que el nuevo bastón ultrasónico, ¿no te parece? También Jacob usaba un bastón, como leemos en Génesis 32: 10: «Yo crucé este río Jordán sin llevar nada más que mi bastón».
En el Salmo 23, David dice que Dios nos reconforta con su bastón. ¿Cuál es el bastón de Dios? Su Palabra. La Biblia nos evita caer en errores, nos libra del enemigo, nos protege de falsas doctrinas, nos anima a seguir adelante y nos da el poder de Jesús. Si la llevamos siempre con nosotros, nunca chocaremos con nada peligroso.