«Zaqueo se levantó entonces y le dijo al Señor: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo; y si le he robado algo a alguien, le devolveré cuatro veces más”. »Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque este hombre también es descendiente de Abraham”» (Lucas 19: 8,9).
Considera el Texto clave en el contexto del comentario de Elena G.deWhite: «Zaqueo había sido abrumado, asombrado y reducido al silencio por el amor y condescendencia de Cristo al rebajarse hasta él,tan indigno. Ahora expresaron sus labios el amor y la alabanza que tributaba a su recién hallado maestro. Resolvió hacer públicos su confesión y arrepentimiento. «En presencia de la multitud, Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres; y si en algo he defraudado a alguno, lo vuelvo con el cuatro tanto.
«“Y Jesús le dijo:Hoy ha venido la salvación a esta casa; por cuanto él es también hijo de Abraham”. «Cuando el joven y rico príncipe se había alejado de Jesús, los discípulos se habían maravillado de las palabras de su maestro:“¡Cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que confían en las riquezas!” Ellos habían exclamado el uno al otro:“¿Y quién podrá salvarse?”
Ahora tenían una demostración de la veracidad de las palabras de Cristo: “Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios” (Marcos 10: 24, 26; Lucas 18: 27).Vieron cómo, por la gracia de Dios, un rico podía entrar en el reino» (El Deseado de todas las gentes, p. 508).