«Todavía estaba hablando Jesús, cuando llegaron unos de casa del jefe de la sinagoga a decirle al padre de la niña: «Tu hija ha muerto. ¿Para qué molestar más al Maestro? «. Pero Jesús, sin hacer caso de ellos, le dijo al jefe de la sinagoga: «No tengas miedo; cree solamente»» (Marcos 5: 35-36).
Miré hacia abajo y vi a mi hijo Caleb completamente quieto, y pensé que estaba muerto. Se había caído de espaldas de un tobogán, desde una altura de más de tres metros. Dio un grito impactante, se puso azul, se desmayó y dejó de respiran Tenía los ojos abiertos, con la mirada fija y perdida, y permanecía allí completamente inmóvil. Frenética, empecé a hacerle el boca a boca mientras Greg llamaba a emergencias. Con las rodillas sobre el suelo frío, intentando desesperadamente que mi niño volviera a respirar, en silencio oré pidiendo ayuda: «No permitas que muera. ¡Por favor, Señor, no dejes que muera! ». Una eternidad después, Caleb volvió a respirar, abrió los ojos y movió los brazos. Lo llevamos al hospital y mi pequeño valiente se recuperó.
Aquel terrible día me hace recordar a un frenético Jairo haciéndose hueco entre la multitud para llegar hasta Jesús y pedirle desesperadamente que vaya a su casa y sane a su hija. Sabía que si Jesús no le ayudaba, su hija moriría. Sin embargo, en lugar de acudir inmediatamente, Jesús se entretiene con una mujer que lleva doce años enferma. Durante el tiempo que Jesús «pierde» sanando a esa mujer y hablando con ella, la hija de Jairo fallece. Sus sirvientes le dicen que deje ir a Jesús, pues su hija ha muerto. Entonces, Jesús le da esa Orden memorable: «No tengas miedo; cree solamente». Qué difícil creer, cuando uno está desesperado. ¿Qué habrá pensado Jairo? Bueno, lo único que sabemos es que Jesús fue con él a su casa, mandó a las plañideras que se fueran y resucitó a aquella niña de doce años. ¿Quién no creería en Jesús después de verlo resucitar a alguien?
A menudo, nuestra primera opción no es creer, sino sentir miedo. Eso es muy humano,
Jesús sabe que a veces tenemos miedo y nos falta fe. Por eso nos dice: «Cree solamente», incluso aunque tengas miedo, aunque hayas perdido la esperanza. Incluso cuando tenemos miedo o dudas, podemos decidir creer en él. No sé cuáles son tus temores pero deja que esas palabras de Jesús resuenen en tus oídos: «Solamente cree». Decide creer, aunque parezca una locura.