«Para el que es feliz siempre es día de fiesta» (Proverbios 15: 15).
CUENTA UNA FÁBULA QUE, hace mucho tiempo, reinó muy lejos de aquí un rey al que le gustaba pasear entre sus súbditos sin ser reconocido. Un día, mientras caminaba disfrazado por su reino, escuchó risas provenientes de una vivienda muy humilde. Movido a curiosidad, entró en aquella casa y comió y habló con su anfitrión, que no sabía que él era el rey «¿A qué te dedicas?», le preguntó. El joven era zapatero. «Si tu suerte cambiara y el rey prohibiera ejercer el oficio de zapatero, ¿seguirías siendo una persona tan alegre?», le preguntó el rey, «¡Ni que el rey no tuviera otra cosa que hacer!», respondió el joven ante tan extraña pregunta. Y el huésped se fue.
Al día siguiente, se difundió un edicto real: quedaba prohibido el oficio de zapatero. Quienes desobedecieran, serían castigados. Esa noche, el rey visitó de nuevo al joven y, desde la puerta, oyó de nuevo risas y alegría. «Ni que fueras adivino -le comentó el joven-. El rey ha prohibido el oficio de Zapatero». «¿Y cómo has ganado hoy tu dinero?», preguntó el rey, «Agarré vasijas y las llené de agua. Ahora soy aguador». «¿Y si el rey prohibiera el oficio de aguador? -quiso saber el monarca-. ¿Seguirías estando tan feliz?». Lo puso a dudar.
Una nueva orden despertó a los habitantes del reino: quedaba prohibido el oficio de aguador. El rey quería saber cómo se las arreglaría ahora su nuevo amigo. Así que, al ponerse el sol, lo visitó y, de nuevo, la casa era todo alegría, cantos y conversación amena y agradable. El joven ya no era aguador, sino criado. «Y ahora soy más feliz que antes», explicó. El rey comprendió entonces que el tesoro más valioso de aquel joven era su continua alegría, su actitud optimista ante la vida.
La Biblia dice que «para el que es feliz siempre es día de fiesta». Esto significa que, a quien está agradecido a Dios por el don de la vida, no le hacen falta razones externas para estar contento. No necesita una gran casa ni ser famoso, sino que sabe estar alegre sean cuales sean las circunstancias. Hoy, aunque tengas algún examen, estés nervioso por algo o te preocupen ciertos problemas, recuerda pedirle a Jesús que te ayude a estar alegre.