«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse.
Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo» (Mateo 5: 14-16, NVI).
Consciente o inconscientemente, los padres practican el discipulado al criar a sus hijos. Sus creencias, perspectivas y prácticas moldean la cosmovisión, la percepción de la vida y el futuro de sus hijos. Cuando yo era una enfermiza niña de ocho años, mi padre quería que llegara a ser enfermera. No entendía muy bien qué era ser enfermera, excepto que usaban una gorra blanca, un uniforme blanco y zapatos blancos. Era mi sueño.
Educar a sus hijos era lo que impulsada el duro trabajo de mi padre. Valoraba la educación cristiana, por más que significara grandes sacrificios económicos. Crecí como cristiana, y asistí a un colegio protestante. Que yo estudiara Enfermería en una universidad cristiana era la obsesión de mi padre. Y eso lo llevó a Phillipine Union College (PUC). ¿Fue eso dirigido por Dios, a fin de que yo llegara a conocer sobre Jesús y el sábado? Mi padre fue a visitar el predio.
El estudiante que trabajaba como guardia de seguridad en la entrada saludó a mi padre y lo escoltó a la Administración. Se aseguró de que todas las preguntas de mi padre fueran respondidas satisfactoriamente. Mi padre no pudo resistirse a la conducción del Espíritu Santo, que se veía en la belleza y el carácter de las personas del campus. Entonces declaró que PUC era la institución adecuada para la formación de su hija. Mientras estuve allí, acepté las enseñanzas de la Biblia y el sábado, terminé Enfermería, me uní al personal de PUC, me comprometí en la misión y recibí becas para avanzar en mi carrera. Dios bendijo la búsqueda de mi padre de educación cristiana y la bondad de aquel guardia de seguridad.
La visión que mi padre tenía de la educación cristiana fue un legado que pasó a la siguiente generación. Demostró que los esfuerzos que se hacen por otros traen almas a los pies de Jesús y dan gloria a nuestro Padre. Mi padre descansó en Jesús justo antes de su cumpleaños 89. Ojalá marquemos una diferencia en la vida de otra persona.