Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad, 2 Corintios 3:17.
(Necesitarás un juguete de baterías).
Cuando Dios estaba en el cielo, todo era felicidad perfecta, hasta que cierto día, el hermoso ángel Lucifer, que dirigía el coro del cielo, comenzó a sentir envidia. Quiso ser igual a Dios y comenzó a hablar mal de Jesús. Convenció a muchos ángeles de unirse a sus intrigas. Luego hubo una gran batalla en el cielo. Jesús y sus ángeles pelearon contra Lucifer y sus ángeles, los derrotaron y expulsaron del cielo.
Dios pudo haber eliminado de inmediato a Lucifer, pero no quiso. Lo dejó con vida porque es un Dios de amor. Algún día, Lucifer, a quien hoy conocemos como Satanás, y todos sus seguidores, obtendrán su justa recompensa por todo el mal que han ocasionado.
Dios nos creó a todos con la libertad de elegir si lo seguimos o no. Imagina que nos hubiera hecho iguales a este juguete (muéstrelo). Presionamos un botón y hace algo. Es como un robot, solamente obedece, pero no siente.
Dios no nos hizo como robots. Nos creó con la libertad de elegir, aunque fuera peligroso para él, porque desea que lo obedezcamos por amor, no por obligación.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, yo decido seguirte y amarte. Ayúdame a obedecerte. Amén.