Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 2 Corintios 5: 17.
(Necesitarás una muñeca.)
Cuando Sofía cumplió cinco años, su papá le regaló una hermosa muñeca de trapo, suave y fina. Tenía un hermoso vestido y cabello largo con trenzas (muestre la muñeca). ¡Sofía la llamó Leila!
El tiempo pasó. Sofía ya tenía ocho años y aún dormía con Leila. Pero la muñeca cada vez estaba más rota y sucia. Un día se le zafó un brazo. Sofía pidió a su mamá que la arreglara. Los papás señalaron que era mejor que compraran una nueva. Sofía no quiso; era feliz con esa muñeca aunque estuviera sucia, vieja y fea.
Con Dios y nosotros sucede lo mismo. Él tiene poder para crear nuevas personas y nuevos mundos. Cuando Adán y Eva pecaron, él pudo eliminarlos solamente con un chasquido (haga chasquear sus dedos), por desobedientes. Pero nos ama tanto que, aunque estemos sucios por el pecado y merezcamos ser desechados, no nos abandona. Al contrario, pidió a su Hijo que viniera aquí a nuestro mundo, a salvarnos.
Los papás de Sofía, en vez de desechar a Leila, la cosieron, la limpiaron, le compraron ropa nueva y la pusieron en una caja de regalo nuevamente. ¡Qué mejor regalo para Sofía!
Algún día, cuando vayamos al cielo, seremos transformados. ¡Luciremos hermosos! Porque somos y siempre seremos especiales para Dios.
HABLA CON JESÚS:
Gracias, Jesús, porque valgo mucho para ti. Quiero obedecerte en agradecimiento a todo lo que has hecho por mí, Amén.