«Más bien, sean ustedes santos en todo lo que hagan, como también es Santo quien los llamó». 1 Pedro 1: 15, NVI
LA VERDAD, tal como se encuentra en Jesús, no solo hace mucho en favor del que la recibe, sino de los que entran en la esfera de su influencia. El alma verdaderamente convertida es iluminada desde lo alto y Cristo llega a ser dentro de esa alma «una fuente de agua que salte para vida eterna» (Juan 4: 14). Sus palabras, sus intenciones, sus acciones podrán malinterpretarse y falsificarse; pero no le importa, porque tiene en juego mayores intereses. No toma en cuenta la comodidad presente; no tiene ambición de hacer alarde de nada; no busca la alabanza de los hombres. Su esperanza está en los cielos, y marcha siempre adelante, con su mirada fija en Jesús. Hace el bien porque es bueno hacerlo y porque solo los que lo hacen tendrán entrada en el reino de Dios. Es bueno y humilde y se preocupa para que los demás sean felices. Nunca dice: «¿Soy yo guarda de mi hermano?» (Gén. 4: 9), sino que ama a su prójimo como a sí mismo. Su manera de ser nunca es brusca ni dictatorial, como la de los que no creen en Dios, sino que refleja la luz del cielo sobre la humanidad. Es un leal y valeroso soldado de la cruz de Cristo que sostiene en alto la palabra de vida. Según va aumentando su influencia, va desvaneciéndose el prejuicio contra él, se reconoce su devoción y se respetan los principios bíblicos.
Así sucede con todo aquel que está verdaderamente convertido. Da fruto excelente y al hacerlo anda como Cristo anduvo, habla como él habló, obra como él obró, y la verdad tal como se encuentra en Jesús, por medio suyo surte efecto en su hogar, su vecindario y en la iglesia. Construye un carácter para la eternidad, a la vez que pro cura su salvación con temor y temblor. Está dando ejemplo ante el mundo de los valiosos principios de la verdad, de lo que la verdad es capaz de hacer en la vida y el carácter del verdadero creyente. Inconscientemente está cumpliendo su parte en la sublime obra de Cristo para redimir al mundo, una obra que en cuanto a su carácter e influencia se refiere, es de largo alcance y socava el fundamento de la falsa religión y la falsa ciencia
El Señor anhela que usted y su esposa sean cristianos en todo el sentido de la palabra y que manifiesten en su carácter el poder santificador de la verdad. Si hubieran forjado tal carácter, sus obras resistirían la prueba del juicio; si el fuego del día postrero se encendiera sobre sus obras tal como son ahora, se echaría de ver que son solo heno’ madera y paja. No piensen que esto es severo; es la verdad. El yo se ha inmiscuido en todas sus labores. ¿Están dispuestos a elevarse hasta la elevada norma? — Testimoni0S para la iglesia, t. 5, pp. 537-538,