“Un hombre le dijo a Jesús: ‘Señor, deseo seguirte a dondequiera que vayas’. Jesús le contestó: ‘Las zorras tienen cuevas y las aves tienen nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar la cabeza’ (Lucas 9:57, 58).
Recuerdo lo impaciente que estaba, allí de pie, en la fila, con mi atesorado libro la Luna y más allá bajo el brazo. Era lo más cerca que llegaría a estar del astronauta James Irwin, jun hombre que había caminado sobre la Luna! Ya me habían cautivado su discurso y sus fotografías, cuando el director de la escuela anunció que el SL Irwin firmaría autógrafos tras la conferencia. Me quedé de pie, observando cómo los demás buscaban algo para que se lo firmara, pero yo ya estaba preparado. Tenía un libro con una foto del módulo lunar y de Irwin; estaba listo y esperando.
Cuando por fin llegó mi turno, me sonrió mientras le entregaba el libro. Después de que me io firmara, me hizo un gesto para que pasara al otro lado de la mesa y entregué mi cámara a alguien para que nos hiciera una fotografía. Allí estaba yo, inmortalizado junto a un hombre que había estado donde yo nunca estaría, jera lo más cerca que iba a estar de una celebridad! Esta forma de ver a las celebridades era similar en los días de Jesús, La gente acudía a él por lo que habían oído decir de él, El versículo de hoy refleja una de esas ocasiones en las que seguidores incondicionales gritaban: seguiremos dondequiera que vayas!»; sin embargo, Jesús rechazaba la popularidad.
Al principio parece que solo está utilizando imágenes de la naturaleza para dar a entender que él no tiene un lugar en el cual queda rse, pero en aquella época la frase «las aves del cielo» se utilizaba para referirse a los gentiles Y a los romanos que se habían apoderado del país. Asimismo, «zorro» es un término q ue muchos atribuían al rey Herodes, puesto como gobernante por las autoridades romanas. LO que Jesús estaba diciendo realmente al hombre que se dirigió a él era que si deseaba seguirle, tenía que estar preparado para enfrentarse a los romanos, porque él estaba destina do a ser un proscrito, ¿Por qué sigues a Jesús? ¿Por iniciativa propia o porque es lo que se espera de ti? Seguir a Jesús no siernpre es seguro, pero es una aventura que merece la pena.