«Un sembrador salió a sembrar. Y al sembrar, una parte de la semilla cayó en el camino, y llegaron las aves y se la comieron» (Marcos 4: 3-4).
Cuando volvimos al campamento, no quedaba ni una migaja de comida, tan solo envoltorios, latas y basura por el piso. Los ladrones merodeaban sobre nuestras cabezas, burlándose de nosotros, Greg y yo estábamos disfrutando de un viaje de cuatro días al Parque Nacional del Monte Rainier, en el estado de Washington. Nuestro singular campamento estaba en un pequeño claro a la orilla del helado río Ohanapecosh.
Aquella tarde de verano, cuando regresamos de una larga caminata hambrientos y listos para cenar, descubrimos que aquellos inteligentes cuervos nos habían robado vilmente. Habían abierto nuestras reservas con esos alicates que tienen por pico y habían devorado todos n uestros comestibles, iincluso el condimento para los fideos! Ya se estaba haciendo de noche pero salimos montaña abajo hasta la tienda más cercana a comprar lo que pudimos de aquellas estanterías casi vacías. Nos sentimos tan tontos y hambrientos los días siguientes… iLos pájaros habían sido más listos que nosotros! Siempre me acuerdo de aquellos cuervos cuando leo la parábola del sembrador. En esta parábola, un sembrador echa sus semillas, que caen en cuatro lugares diferentes. Es un simbolismo de cómo cada corazón recibe la Palabra de Dios. Las primeras semillas caen en el camino y las aves se las comen.
Esas aves representan a Satanás, queinmediatamente arrebata la Palabra de Dios (la semilla) y deja los corazones vacíos y hambrientos. Las segundas semillas caen entre las piedras. La planta llega a crecer pero inmediatamente muere; estas semillas representan a las personas que escuchan la Palabra pero cuya fe no tiene raíces lo bastante profundas para perseverar cuando hay problemas. Yo me identifico con las semillas que caen entre los espinos y mueren ahogadas,
Estas semillas representan a quienes han creído en la Palabra, pero las preocupaciones y el materialismo los llevan a alejarse de la verdad. Y, finalmente, están las semillas que caen en buena tierra y producen una gran cosecha, que representa al corazón que acepta la Palabra de Dios y la comparte. ¿Cómo está tu corazón? ¿Hay en él terrenos expuestos a Satanás? ¿Las pruebas están marchitando tu fe? ¿O las preocupaciones y el materialismo te llevan a excluir a Jesús de tu vida? Si quieres dar una cosecha abundante, acepta la verdad y compártela.