Buen remedio es el corazón alegre, Proverbios 17:22.
Necesitarás el dibujo de un corazón con rostro triste, un lápiz y un frasco de medicamento que contenga el dibujo de un corazón con rostro alegre.
(Muestre el corazón con rostro triste.) Andrea era una niña muy malhumorada. Siempre que su mamá le encargaba una labor, la hacía de mala gana. En la escuela, se portaba mal con su maestra. La mamá creyó que Andrea estaba enferma, así que la llevó al doctor.
El doctor revisó su estómago, su garganta y le tomó la temperatura.
Luego revisó sus pulmones y sus piernas, pero nada encontró. (Muestre el medicamento.) Entonces dijo:
—Este medicamento es muy bueno y creo que te ayudará a sentirte mejor. (Abra el frasco y que su niño[al saque el corazón.) ¿Sabes cuál es ese medicamento? ¡Un corazón alegre! Entonces comenzó a hacer cosquillas en la pancita a Andrea. ¡Ella se rió a carcajadas! El doctor le explicó que es importante que, al levantarnos cada día, decidamos tomar esa medicina, es decir, que decidamos estar alegres, a pesar de todo lo que nos pase. Si tú te has sentido como Andrea, decide hoy que te mantendrás con un espíritu alegre cada día.
Un canto del Himnario adventista habla de los corazones alegres, canta el coro con tus papás con una gran sonrisa en tu rostro: Siempre alegres vamos todos, llenos de felicidad; hermosísimo es el camino, hacia la eternidad.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, deseo tener un corazón siempre alegre, amén.