Quién puede discernir sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos» (Salmo 19: 12).
Nací en Míchigan, Estados Unidos, pero cuando tenía dos años mi familia se mudó a California, donde me crie. Cuando estaba en el segundo año de secundaria, me encantaban los deportes. Solía mirar todos los partidos de fútbol americano.
La mayoría de las escuelas secundarias del sur de California fueron construidas frente a colinas, por lo que cada colegio ponía su inicial en la colina, para que todos la vieran. Generalmente lo hacían usando grandes piedras blancas. Por supuesto, Hoover, mi colegio, tenía una H en su colina. Una noche, luego de un partido, alguien trepó a la colina y transformó la H en una B. Como habíamos jugado contra Burbank la noche anterior, dedujimos que el secundario Burbank había hecho la jugarreta. Por la noche, algunos de los jugadores de Hoover fueron hasta la colina del colegio Burbank y transformaron su B en una H.
Como Burbank acababa de jugar un partido contra el secundario Hollywood, los estudiantes de Burbank supusieron que los de Hollywood habían hecho la travesura, así que fueron a la colina de ellos y transformaron la H en una B. Naturalmente, los estudiantes de Hollywood pensaron que los de Beverly Hills habían hecho eso para «devolverles el favor», ya que ellos habían transformado su B en una H.
¡Cuántos errores a partir de conclusiones desinformadas! Muchos estudiantes habían actuado basándose sobre suposiciones y apariencias, en lugar de sobre una perspectiva equilibrada que tuviera en cuenta todos los factores.
Los entrenadores de los cuatro colegios se reunieron y resolvieron todos los detalles. Así fue que descubrieron que los estudiantes de Beverly Hills, no de Burbank, habían comenzado las jugarretas. Los entrenadores hicieron que los miembros de sus equipos volvieran a los «lugares del crimen» y restauraran las iniciales originales en cada colina.
Me pregunto si, en ocasiones, no cometemos nosotras el mismo tipo de error que aquellos estudiantes, cuando pensamos que sabemos quién causó algún problema» pero no tenemos confirmados todos los hechos. Las conclusiones desinformadas y los puntos de vista desequilibrados son las mejores razones por las cuales nunca buscar venganza. Estoy feliz porque el Señor mira el corazón y conoce la verdadera historia completa de nuestra vida. Como solo podemos ver lo que hay en el exterior’ recordemos no juzgar, para no ser juzgadas.