«El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si se pierde?» (Lucas 9: 24-25).
Era como ver esos viejos dibujos animados del Coyote cayendo por un acantilado, moviéndose con las piernas como si corriera en el aire. Estábamos jugando a atrapar la bandera a altas horas de la noche, Mi amigo Nevin y yo nos encontrábamos entre las zarzas, avanzando poco a poco hasta la colina que estaba en medio del bosque. En la cumbre de aquella colina estaba la base del otro equipo, con su bandera en el centro. Utilizamos todas nuestras habilidades de ninjas sigilosos para avanzar sin hacer ruido, tratando de averiguar si alguien del otro equipo estaba custodiando la bandera. Finalmente, nos situamos a menos de tres metros de ella y no había indicios de vigilantes por ningún lado. Nevin se arrastró, agarró la bandera y comenzó a deslizarse colina abajo. De repente, una voz gritó: « iAlto ahí! Salimos corriendo de allí, con Nevin liderando la operación.
Hubo un momento en que vi las zapatillas de Nevin dándose a la fuga y, al instante, simplemente había desaparecido. Lancé la mano hacia adelante para agarrarme a un árbol y de repente mis pies se quedaron colgando en el vacío. Fue entonces cuando vi a Nevin corriendo en el aire y cayendo en picado desde una altura de cinco metros. Por suerte, el impulso lo apartó lo suficiente para no caer sobre rocas, sino sobre una alfombra de hojas. A veces, lo que pensamos que vale la pena solo nos conduce a un acantilado. Paradójicamente, Jesús dice que el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda la vida por su causa, la salvará, Está hablando de tus metas y aspiraciones, e incluso de tus sueños.
La vida no se limita al tiempo que pasas en la tierra, sino que incluye la eternidad en el cielo. Jesús dice que centrarse en uno mismo y buscar lo mejor en esta vida terrenal, no es el modo de lograr la salvación. Incluso si llegaras a ser el máximo líder mundial y tuvieras todo lo que deseas, no valdría la pena perder el cielo por eso. ¿Qué estás intentando alcanzar? No valdrá la pena a menos que te acerque a Jesús y al hogar prometido.