«De todo hombre se espera lealtad. Más vale ser pobre que mentiroso». Proverbios 19: 22, NVI.
Cuenta una fábula que había una vez en cierto bosque un camaleón que siempre andaba cambiando de color. Pero no lo hacía solamente cuando tenía que defenderse de algún posible atacante, sino también todos los días, cada vez que se cruzaba con otro animal. Así, por ejemplo, cuando se encontraba con el loro, se volvía del color del loro, para que este lo aceptara y se hiciera su amigo. Sí se encontraba con el castor, se volvía color marrón, como él, para que ese animalito lo aceptara, y no lo rechazara. El camaleón se sentía orgulloso de su capacidad de cambiar para adaptarse a los demás, pero no se le ocurrió pensar que eso era una forma de engaño.
Un buen día, el camaleón enfermó y tuvo que pedir ayuda a los animales del bosque. A causa de su enfermedad, el camaleón ya no podía cambiar de color, entonces estaba todo el tiempo con su color gris. Se acercó al loro para pedirle ayuda, pero el loro se asustó y huyó, porque no reconoció a su «amigo” él camaleón.
Siempre lo había visto de su mismo color, por eso no se dio cuenta de que, en realidad, el camaleón era gris. Lo mismo le pasó al castor, que siempre había visto a su amigo de color marrón, y por eso tampoco lo reconoció ni lo ayudó.
Finalmente, el camaleón se lamentó: «Ay, ¿por qué no habré sido siempre yo mismo, tal como .soy?».
Justo en ese momento, pasaba por allí una lagartija, que al ver el problema del camaleón le dijo: «Tienes que saber cómo eres y mostrarte siempre natural. Esa habilidad de adaptarte a los demás solo la puedes usar para defenderte de alguien que te quiera atacar. Pero si quieres tener amigos, tienes que ser tú mismo, espontáneo, auténtico, sencillo”.
El camaleón aprendió de la experiencia, y nunca más volvió a engañar con respecto a quién él era en realidad.
Si alguna vez has intentado cambiar, con el fin de caerle bien a alguien, debes saber que eso es como engañar, y que a Jesús no le gusta. Tú debes ser siempre tú mismo, sin engañar a nadie. Y verás que siempre encontrarás amigos que te quieran y te acepten tal como eres.