«La virgen quedará encinta y tendrá un hijo, al que pondrán por nombre Emanuel (que significa: «Dios con nosotros»)». Mateo 1 : 23.
Mi banquete de bodas fue uno de los más grandes de la historia. Como no queríamos dejar fuera a nadie, invitamos a todos nuestros amigos. Yo tenía nueve damas de honor y Greg nueve padrinos, Tuvimos dos encendedores de velas, una procesión de seis (¿o eran ocho?) portadores de velas, un ujier, el niño de la Biblia y dos niñas que iban dejando caer flores. Además estaban nuestros familiares, no solo las madres, también tías, abuelas, mujeres que me ayudaron…
Esto iba a suceder solo una vez en mi vida, por eso era tan importante para mí que nadie se quedara fuera.
Mateo tenía la misma idea que yo cuando escribió el Evangelio que abre el Nuevo Testamento: quería asegurarse de que todo el mundo estuviera incluido. Las genealogías normalmente mencionan solo a los hombres, pero Mateo incluye a las mujeres, algunas gentiles y cuya conducta sexual no fue correcta, como Rahab, Tamar o Betsabé.
¿Por qué incluiría a las mujeres? Porque quería dejar claro que Jesús no era solo para los judíos, sino para todos. ¡Todo el mundo estaba incluido!
Después Mateo pasa a contar la historia de la visita de los filósofos —gentiles de nuevo— y también la del ángel que anuncia el nombre de Jesús: «Emanuel (que significa: » Dios con nosotros»)». Así es como empieza el Evangelio, con la idea clara de que Dios viene a estar con nosotros.
Y así mismo es como termina; las últimas palabras de Jesús en Mateo son: «Yo estoy con ustedes». ¿Por qué Mateo hace tanto énfasis en que Dios está con nosotros? Porque los judíos sabían que ese era el deseo de Dios desde hacía miles de años, cuando al lado del Sinaí les dijo que construyeran un santuario para que él habitara entre ellos.
Durante siglos, los Profetas habían predicho la venida de un salvador, Dios con nosotros, y Jesús fue el cumplimiento del deseo más grande de Dios: ¡estar con todos nosotros!
Ahora, él no está con nosotros en persona y puede ser difícil sentir su presencia en nuestro diario vivir. Sin embargo, su compañía todavía está ahí. Él no está disponible solo Para los «santos», sino para todo el mundo; todos estamos incluidos. Él quiere estar contigo. Invítalo a estar contigo en tu vida.