«Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos
comenzaron a reprender a quienes los llevaban. Jesús, viendo
esto, se enojó y les dijo: “Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no acepta el reino de Dios como un niño, no entrará en él”»
(Marcos 10: 13-15).
El Texto clave de esta semana es corto; de hecho, es el más corto del Nuevo Testamento. Pero no dejes que el tamaño del versículo te engañe como para no tratar de comprender su significado completo.¿Por qué lloró Jesús?
Repasa la sección ¿Lo sabías? y examina lo que a tu juicio hizo que Jesús llorara: el claro efecto que tuvo la muerte sobre sus amigos o las mentes obstinadas y cortas de vista que hacían planes de matarlo. Posiblemente hoy puedas observar tu vida a través del lente de lo que hace llorar a Jesús. Cuando se maltrata a la gente, Jesús llora. Cuando las personas no pueden no quieren aceptar el plan de la salvación, Jesús llora. Cuando la gente está confundida en cuanto al futuro y nadie se les acerca a decirles: «Dios te preparó un camino», Jesús llora. Aunque este versículo sea fácil de recordar, procura nunca olvidar su significado.