En cambio, el alimento sólido es para los adultos, para los que tienen la capacidad de distinguir entre lo bueno y lo malo, pues han ejercitado su facultad de percepción espiritual» (Hebreos 5:14, NVI).
En la revista Arnazing Fantasy del 10 de agosto de 1962 apareció por primera vez el superhéroe de la editorial de historietas Marvel conocido como el Hombre Araña. Se trata de un personaje de ficción, Peter Parker; creado por Stan Lee y Steve Ditko, fue ideado como un huérfano criado por sus tíos Ben y May.
Lo novedoso aquí es que, cuando el Hombre Araña apareció por primera vez, los personales adolescentes de cómics se limitaban a papeles secundarios, como en el caso de Robin, que solo acompañaba o ayudaba a Batman, o de Bucky Barnes, pupilo del Capitán América. Por primera vez, entonces, aparecía un superhéroe adolescente, que enfrentaría los desafíos de esa edad y, al mismo tiempo, los de «salvar a la humanidad». Fue caracterizado como un estudiante de secundaria muy inteligente, pero tímido y víctima del acoso estudiantil. Así, el público adolescente se identificó rápidamente con él.
En este primer cómic, aparece una frase final, atribuida a su tío Ben. Estaba relacionada con las habilidades que él había adquirido: «Un gran poder conlleva una gran responsabilidad». En cierto sentido, los jóvenes cristianos necesitaremos dejar de lado la infancia espiritual en algún momento, para madurar y crecer espiritualmente. Muchas de las decisiones importantes de la vida espiritual nos son naturales en la niñez, pues nuestros padres, maestros y mentores nos conducen por los caminos de Dios. Pero llega un momento en que debemos tomar las riendas de nuestra propia vida espiritual, y madurar.
Esta responsabilidad primeramente está relacionada con cuidar lo que recibimos. A partir de que empezamos a tomar nuestras propias decisiones, podemos escoger partir desde lo que hemos recibido o buscar nuevos caminos que nos alejarán de Dios y de su Palabra. Responsabilidad, entonces, incluye mantenernos en el buen camino.
Además de responsabilidad hacia nosotros mismos, Dios nos hace responsables por aquellos con quienes entramos diariamente en contacto. Así como nosotros, en algún momento, tuvimos la bendición de conocer el mensaje de salvación, otros también necesitan conocer las buenas nuevas. Allí entra en juego nuestra responsabilidad.
Hoy, decide madurar y hacerte cargo de la responsabilidad que conllevan las bendiciones recibidas. No puedes ser para siempre un adolescente espiritual. MB