Has hecho del Señor tu refugio (…) no te sobrevendrá ningún mal. Salmo 91:9-10.
(Necesitarás una sábana, almohadas y una lámpara de acampar. Haga un refugio con la sábana y las almohadas y cuente la historia a la luz de la lámpara.)
Muchos niños le tienen miedo a las tormentas, especialmente a los relámpagos y los truenos. A ti, ¿te pasa lo mismo?
Un día, mientras Jesús viajaba con sus discípulos en un pequeño barco, se desató una fuerte tormenta. Jesús había trabajado mucho ese día y estaba muy cansado, así que cuando la tormenta comenzó, estaba profundamente dormido.
Pasaron los minutos y la tormenta aumentó. Se escuchaban truenos por todos lados. Los relámpagos brillaban en el cielo. El barco empezó a hundirse.
Los discípulos tenían mucho miedo. Entonces llamaron a su Maestro: «¡Jesús! ¡Jesús! ¡Ayúdanos, porque nos vamos a hundir!»
En ese momento, Jesús comprendió que sus amigos estaban en problemas y rápidamente los ayudó.
Habló al fuerte viento y le dijo: —¡Silencio! ¡Quédate quieto!
El viento se calmó, y todo quedó completamente tranquilo. ¡Sus amigos no podían creer lo que veían!
¡Jesús había detenido la tormenta!
Así, él puede calmar cualquier preocupación o temor que tengas. Solamente pídeselo y te ayudará.
HABLA CON JESÚS:
Gracias, Jesús, porque eres mi refugio en medio de la tormenta. Amén.