«En aquel tiempo los traeré a ustedes, los reuniré; haré que cambie su suerte, y les daré fama y honor entre todos los pueblos de la tierra» (Sofonías 3: 20).
La cosa más desagradable, apestosa, sucia y repugnante que mi esposo ha traído a casa fue un armadillo muerto de Nicaragua. Olía a carne podrida y era asqueroso a la vista también. Quien lo mató, debió haberlo vendido solo unos minutos más tarde porque todavía tenía moscas en su peluda panza, No sé qué le vio Greg para traer esa horrenda cosa como recuerdo de su viaje, pero le encantaba. Apestaba cualquier habitación donde la pusiera. La gente entraría a nuestra casa y exclamaría: «¡Algo huele a muerto!». Y él replicaría con orgullo: «¡Es mi armadillo!».
Cada vez que nos mudábamos, yo trataba de ocultar la criatura o hacerla desaparecer misteriosamente, pero él siempre la encontraba y la colocaba en algún lugar de honor. Si no se hubiera quemado con todas nuestras pertenencias en un incendio hace seis años, probablemente todavía estaría apestando, porque Greg lo adoraba.
Israel, en muchos sentidos, era igual que aquel armadillo apestoso. Es difícil imaginar lo que Dios vio en ellos. Siempre lo abandonaban y desobedecían sus mandamientos participando en horribles rituales y adorando ídolos.
Pero Dios siguió buscándolos y tratando de hacerles regresar, ¡Amaba a aquel pueblo ingrato! Incluso en los libros de la Biblia que Cntienen sus advertencias de juicio, Dios mostró a los profetas, como Sofonías, que la ira y el castigo no eran su última palabra. Me encanta la forma como Sofonías termina, no con advertencias severas o consecuencias temibles, sino con redención y amoL Esa es la última palabra de Dios. Él nunca se da por vencido. Siempre irá detrás de nosotros, tratando de alcanzarnos para llevarnos a casa. Dios nos arna, ¡Dios te ama!
¿Estás a salvo en casa con Dios o estás huyendo y vagando lejos del hogar? ¿Te has mirado a ti mismo y te has preguntado cómo puede Dios amar a alguien que se encuentra en tan rnal estado como tú? Entonces recuerda a Israel. Dios amaba al pueblo de Israel sin importar cómo estuvieran y siente lo mismo por ti, No tienes que entenderlo, solo tienes que creerlo Y estar agradecido. Dios ama incluso al más repugnante de nosotros. Él nunca dejó de amar a Israel y te ama a ti también.