. «Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido». Mateo 23: 12.
¿QUÉ DESEABA EL SEÑOR JESÚS, al hacer una declaración la presenta nuestro versículo para hoy? ¿Filosofar? ¿Presentar un enigma? ¿Simplemente confundir? ¡No! ¡Jamás salió de la boca del Maestro un consejo que no fuera una realidad de la vida!
Solo que, para entender el sentido de sus palabras, a veces es necesario fracasar. El dolor es un maestro convincente: el dolor trae, bajo sus alas, la vergüenza. El dolor y la vergüenza te conducen a las profundidades penosas del fracaso, tierra fértil para el análisis y la meditación.
Entonces entiendes que podrías haber escalado la cumbre de tus sueños, transitando un terreno más seguro, aunque quizá más difícil.
El versículo de hoy nos muestra las contradicciones entre el Reino de Dios y el reino de los seres humanos: en el Reino de Dios caminas hacia abajo y, sin embargo, asciendes; diferente del reino de los hombres, en el que tratas de llegar arriba y te descubres en el terreno pantanoso del abismo. El egoísta corazón humano es incapaz de entender las cosas del Espíritu.
Por eso, la vida en este mundo es la desesperada carrera detrás de la gloria, el poder, las luces y los aplausos. Para alcanzarlos, se echan a un lado los valores, los principios y hasta el respeto propio.
Un día puedes lograr lo que tanto buscas, pero entonces descubres que continúas vacío, te desesperas y no sabes hacia dónde más correr.
Cuando te dejas guiar por el Espíritu, las cosas son diferentes: tu gloria es el camino de la abnegación, del servicio, de la renuncia y del altruismo. No buscas gloria, tratas de servir.
Sin embargo, por extraño que parezca, ese camino te conduce a las alturas, y un día te encuentras en medio de las pantallas que no buscaste: es el brillo de una noche de sueño tranquilo, la paz de un corazón sin deudas, y la quietud del amor de gente querida, a la que supiste hacer feliz.
Hoy es un nuevo día, y una nueva oportunidad para reorientar tus valores Y analizar los anhelos de tu corazón: ¿Hacia dónde te diriges? ¿Qué metas persigues’ Déjate guiar por la Palabra de Dios, y haz de este un día de servicio, «porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».