«Los que han conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y han escapado así de las impurezas del mundo, si se dejan enredar otra vez en esas cosas y son dominados por ellas, quedan peor que antes» (2 Ped. 2:20).
“El clima se ha vuelto loco», dice todo el mundo. Y tienen razón. Recuerdo que mi abuelita hablaba de los lindos días de verano que había en los meses de diciembre, enero y febrero en nuestro país, Colombia. Ahora eso ha cambiado. No hay estabilidad en el clima, y no sabemos con certeza qué esperar. Llueve cuando se le ocurre, y hace un calor de verano cuando estamos en pleno invierno. Esto sucede en todos los países del mundo. ¿Sabes por qué? Por el «efecto invernadero».
¿Has visto alguna vez un invernadero para plantas u hortalizas? Así tal cual funciona nuestra Tierra. Verás: nuestro planeta está cubierto por una capa de gases llamada atmósfera. La atmósfera permite que entren rayos del sol a la Tierra para calentarla, y la Tierra, al calentarse, necesita expulsar calor. Pero ahora la atmósfera no lo permite, porque está contaminada. Las fábricas, los automóviles y otros contaminantes lanzan gases dañinos que la contaminan, y por eso la atmósfera no permite que el planeta expulse el calor que acumula. Como resultado, la Tierra se recalienta, como en un invernadero.
Si entras en un auto cuando hay un día muy soleado, te darás cuenta de que adentro está muy caliente; es porque los vidrios dejan pasar la radiación del sol, por eso adentro se calienta. Pero esos vidrios, al estar bajos, no permiten que salga el calor generado dentro del auto. Así tal cual funciona el efecto invernadero. ¿Qué podemos hacer nosotros, para ayudar a esta situación? Contaminar lo menos posible el ambiente.
Así como la contaminación ambiental es preocupante, hay una contaminación aún más preocupante: la contaminación moral. No te dejes contaminar por quienes no valoran la vida cristiana. Hay gente que es contaminante, o tóxica, y si se lo permites te alejará de tu relación con Jesús. ¡No se lo permitas! Recuerda siempre el versículo de hoy: una vez que has escogido a Jesús y has escapado de la contaminación del mundo, no te dejes de nuevo atrapar por ella.
Haz todo lo que esté en tu mano para mantenerte puro y sin contaminación.