Por mucho hablar se dicen tonterías, Eclesiastés 5:3.
(Necesitarás un huevo y un plato hondo.)
Se celebraba el Día de la Independencia en la escuela de Alejandra. Le habían pedido que llevara pantalón azul. Buscó en su clóset y se probó el único pantalón azul que tenía, pero ya no le quedaba. La mamá fue al cuarto de Monica, la hermana mayor; tomó su pantalón azul y se lo prestó a Alejandra. En la tarde, Mónica fue a su cuarto y justamente buscó el pantalón azul para cambiarse. ¡Se sorprendió de que no estuviera! Fue furiosa al cuarto de Alejandra.
—¡Te odio, te odio, siempre agarras mis cosas!
La mamá llamó a las chicas a la cocina. Le dijo a Mónica:
—Toma ese huevo y rómpelo (que su niñofa] tome el huevo y lo rompa en el plato). Ahora vuelve a pegar las cáscaras y a colocar la yema adentro.
—¡Eso es imposible, mamá! —replicó Mónica.
—Cuando ofendes a tu hermana sucede lo mismo. Es como si rompieras su ánimo y luego de que te arrepientes, quisieras volverlo a pegar. ¿Ya preguntaste por qué Alejandra usó tu pantalón?
La mamá entonces explicó todo a Mónica. Esta se dirigió a su hermana: —Perdóname, hermanita, dije cosas que no sentía realmente, prometo cuidar mis palabras la próxima vez.
HABLA CON JESÚS:
Querido Jesús, ayúdame a no decir palabras que lastimen a otros. Amén.