«Realmente no me entiendo a mí mismo, porque quiero hacer lo que es correcto pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio» (Romanos 7:15, NTV).
Veo y siento las cosas de manera totalmente distinta a como las expreso. Sigo buscando la manera de llegar a ser la que tanto querría ser, lo que yo sería capaz de ser, si I no hubiera otras personas en el mundo». Esas fueron las últimas palabras de Ana Frank ese 10 de agosto de 1944 en lo que resultó ser la última entrada de su diario personal.
Annelies Marie Frank Hollander, la niña judío-alemana conocida como Ana Frank, fue mundialmente famosa gracias a El diario de Ana Frank (Las habitaciones de atrás, en sus primeras versiones en castellano). Allí, narró los dos años y medio que pasó junto con su familia y otras cuatro personas en un escondite secreto detrás de una fábrica en Amsterdam (Países Bajos) durante la Segunda Guerra Mundial.
Debieron luego mudarse de la ciudad de Amsterdam, huyendo de los nazis. Cuando cumplió trece años, sus padres le regalaron un diario. El 9 de julio de 1942, su familia tuvo que pasar a la clandestinidad; entonces, Ana se dedicó intensamente a leer y a escribir en su diario (El diario de Ana Frank es el resultado) hasta el 4 de agosto de 1944, cuando fueron capturados y llevados a un campo de concentración. En marzo de 1945, Ana murió de tifus en un campo de concentración.
Leer este diario nos comunica los horrores de la guerra y sus consecuencias para la gente común; aquí, una adolescente de quince años describe el contexto histórico de ese período nefasto; también, el proceso personal del tránsito de la niñez a la adolescencia. Aquella última entrada de su diario describe la agonía de conocerse interiormente de un modo, pero no poder exteriorizar esa identidad en su relación con los demás. El mundo interior de Ana se desarrolló y enriqueció, tanto al Pasar a la adolescencia como en su acervo intelectual y moral, fruto de la lectura.
«Sigo buscando la manera de llegar a ser la que tanto querría ser, lo que yo sería capaz de ser, si no hubiera otras personas en el mundo» es el grito de quienes luchan por expresar lo que son íntimamente. Con frecuencia, aquellos que nos conocieron de cierta manera son el mayor obstáculo para exteriorizar un cambio que hemos experimentado.
Si esto te está sucediendo en tu peregrinaje espiritual, si luchas por mostrar a los Otros esa fe en Cristo que fue creciendo lentamente en tu interior, no dejes que te impidan ser lo que quieres y debes ser. Hoy es el momento de mostrar a todos que Cristo es lo mejor y lo primero en tu vida. MB