Pablo abogó vehementemente en favor de la supremacía de la fe en la relación de una persona con Dios. Enfatizó repetidas veces que ni la circuncisión ni ninguna otra “obra de la Ley” son un requisito para la salvación, “por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado” (Gál. 2:16). De hecho, no son las obras de la Ley sino la fe lo que constituye la marca distintiva del creyente (Gál. 3:7). Esta repetida negación de las obras de la Ley suscita la pregunta: “Entonces, la Ley ¿no tiene
absolutamente ningún valor? ¿Desechó Dios completamente la Ley?”.
Debido a que la salvación es por la fe y no por obras de la Ley, ¿está diciendo Pablo que la fe abolió la Ley? ¿Qué nos enseñan los siguientes textos? Compara Romanos 3:31 con Romanos 7:7 y 12; 8:3; y Mateo 5:17 al 20.
La exposición de Pablo en Romanos 3 es análoga a su comentario sobre la fe y la Ley en Gálatas. Al presentir que sus afirmaciones podrían llevar a algunos a concluir que está exaltando la fe a expensas de la Ley, Pablo hace la pregunta retórica: “¿Luego por la fe invalidamos la ley?” (Rom. 3:31).
La palabra traducida como “invalidar” en este texto es katargeo. Pablo utiliza esta palabra con frecuencia, y se la puede traducir como “hacer nula” (Rom. 3:3), “abolir” (Efe. 2:15), “perder su
poder” (Rom. 6:6, NVI), o incluso “destruir” (1 Cor. 6:13). Indudablemente, si Pablo hubiese deseado apoyar la idea de que la Ley de alguna manera había sido abolida en la Cruz, como afirman algunos hoy, este habría sido el momento. Pero Pablo no solamente niega esa idea con un enfático “no”, ¡sino también, en realidad, afirma que su evangelio “confirma” la Ley!
“El plan de la justificación por la fe revela cómo respetó Dios su Ley, cuando fijó y proveyó el sacrificio expiatorio. Si la justificación por la fe invalidase la Ley, entonces no habría habido necesidad de la muerte expiatoria de Cristo para liberar
al pecador de sus pecados y restablecer su paz con Dios.
“Además, la fe genuina implica en sí misma una disposición sin reservas acumplir con la voluntad de Dios mediante una vida de obediencia a su Ley. La fe verdadera, basada en amor pleno por el Salvador, solo puede inducir a la obediencia” (CBA 6:506).
Piensa detenidamente en todo lo que implicaría si Pablo efectivamente hubiera dado a entender que la fe anula la necesidad de guardar la Ley. Entonces, por ejemplo, el adulterio, el robo e incluso el homicidio ¿dejarían de ser pecados? Piensa en la tristeza, el dolor y el sufrimiento que podrías ahorrarte si simplemente obedecieras la Ley de Dios. ¿Qué sufrimientos has padecido absolutamente
como resultado de la desobediencia a la Ley de Dios?