En su encuentro con Jesús, Saulo quedó ciego. Luego se le ordenó ir a la casa de un hombre llamado Judas, y que esperara allí a otro hombre, llamado Ananías. Sin duda, la ceguera física de Saulo fue un poderoso recordativo de la mayor ceguera, espiritual, que lo condujo a perseguir a los seguidores de Jesús. La aparición de Jesús en el camino a Damasco cambió todo. Saulo pensaba que lo que creía era la pura verdad, pero había estado totalmente equivocado. En lugar de trabajar para Dios, había estado actuando contra él.
Saulo entró en Damasco como un hombre diferente del orgulloso y celoso fariseo que había salido de Jerusalén. En lugar de comer y beber, Saulo pasó sus primeros tres días en Damasco en ayuno y oración, reflexionando en lo sucedido.
Lee Hechos 9:10 al 14. Imagínate lo que habrá pasado por la mente de Ananías: Saulo ya no era el perseguidor, sino un creyente en Jesús. También era Pablo, el apóstol elegido por Dios para llevar el evangelio al mundo gentil (ver Hech. 26:16-18).
No es extraño que Ananías estuviera confundido. Si la iglesia de Jerusalén vacilaba en aceptar a Pablo unos tres años después de su conversión (Hech. 9:26-30), uno puede imaginarse las preguntas y las preocupaciones de los creyentes en Damasco ¡solo unos días después del evento!
Nota, también, que Ananías recibió una visión en la que el Señor le daba las sorprendentes e inesperadas noticias acerca de Saulo de Tarso. Cualquier otra cosa no lo habría convencido de que era cierto lo que se le dijo de Saulo: que el enemigo de los creyentes judíos había llegado a ser, ahora, uno de ellos.
Saulo había salido de Jerusalén con la autoridad y la comisión de los principales sacerdotes de desarraigar la fe cristiana (Hech. 26:12). Sin embargo, Dios tenía una comisión muy diferente para Saulo, que descansaba sobre una autoridad mucho mayor. Saulo debía llevar el evangelio al mundo gentil, una idea que debió de haber sido aún más chocante para Ananías y los otros creyentes judíos que la misma conversión de Saulo.
Donde Saulo había pensado reducir la expansión de la fe cristiana, ahora Dios lo usaría a él para aumentarla, más allá de lo que los creyentes judíos hubieran podido imaginar.
Lee 1 Samuel 16:7, Mateo 7:1 y 1 Corintios 4:5. ¿Cuál es el mensaje de estos textos con respecto a por qué debemos ser cuidadosos en nuestra manera de ver las experiencias espirituales de otras personas? ¿Qué errores has hecho en tu juicio acerca de otros, y qué aprendiste de esos errores?