«Pues siguió a Jehová y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés». 2 Reyes 18: 6.
¿LO LOGRARÉ ALGÚN DÍA? , se pregunta. El éxito de sus padres la asusta. Thais es una chica llena de sueños, planes y proyectos. Acaba de graduarse en Medicina. Los padres, ambos médicos, son famosos, con carreras sólidas y una excelente reputación en el ámbito profesional. Personas importantes acuden a la clínica de sus padres, y todo ese éxito la atemoriza.
¿Cuál es el secreto de la prosperidad? ¿Cuál era el secreto de sus padres? El versículo de hoy menciona el secreto de la prosperidad y del éxito en la vida del rey Ezequías. Y enseña una lección que debe ser tomada en cuenta por godo aquel que desea ser un triunfador.
Todo lo que fue escrito en la Biblia fue escrito para nuestra edificación; el plan de Dios es mostrarte el camino y enseñarte a andar. El problema de mucha gente es que desea tener éxito, pero usa los tres puntos del versículo de hoy en orden inverso. Nota el orden correcto: Seguir a Dios, no apartarse de
él y, finalmente, guardar sus mandamientos. Este último es consecuencia, y no causa. Algunos sinceros hijos de Dios piensan que pueden lograr que Dios los ame más haciendo algo. ¡Eso es imposible! ¡Nada de lo que yo pueda hacer logrará que Dios me ame más, así como tampoco hay algo que yo
pueda hacer para que me ame menos! Guardar los mandamientos solo vale si es una consecuencia de seguir a Dios y no apartarse de él. La obediencia es fruto de una relación correcta con la Fuente de la obediencia: Jesús.
Hoy comenzaste tu día tomando una buena decisión: cultivar la comunión con Dios, seguirlo, no apartarte de él. El resultado será la obediencia natural a los mandamientos. Será una experiencia tan placentera como beber una limonada fría en una tarda caliente de verano. Ese es el secreto de la prosperidad y de la victoria.
Thais, José, Marcos, Luisa… No importa tu nombre ni cuáles sean tus sueños; no importan los gigantes que tengas que enfrentar. Lo que importa es que has descubierto el secreto de la prosperidad. Haz como Ezequías, «pues siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés».