«Con autoridad ordenó a los espíritus inmundos que saliesen. Sus palabras penetraron las oscurecidas mentes de los desafortunados. Vagamente, se dieron cuenta de que estaban cerca de alguien que podía salvarlos de los atormentadores demonios. Cayeron a los pies del Salvador para adorarle; pero cuando sus labios se abrieron para pedirle misericordia, los demonios hablaron por su medio»
(El Deseado de todas las gentes, cap. 35, p. 309).
Lee la cita de El Deseado de todas las gentes de la sección; Más Luz, y piensa en el significado que tiene para esa gente que parece estar fuera del alcance del auxilio divino. Nota la manera en que lo expresa Elena G. de White: «Sus palabras penetraron las oscurecidas mentes de los desafortunados. Vagamente, se dieron cuenta de que estaban cerca de alguien que podía salvarlos de los atormentadores demonios. Cayeron a los pies del Salvador para adorarle; pero cuando sus labios se abrieron hablaron por su medio» (El Deseado de todas las gentes, cap. 35, p. 309).
Aunque las personas vociferen palabras de odio, es posible que una parte de su corazón no haya sido tocado por el mal y que Cristo vea y escuche y lo pueda restaurar. ¿Conoces a alguien que pareciera estar muy lejos de Dios y que no tenga deseos aparentes de conocer al Señor? Comienza a orar por ese pequeño rincón oculto en la profundidad de su corazón para que crezca y acepte a Dios.