Lee 2 Pedro 2:6 al 16. ¿Qué otros ejemplos usa Pedro para dar su advertencia acerca de a qué nos puede llevar la maldad?
La primera referencia significativa a Sodoma en la Biblia se encuentra en Génesis 13:12 y 13. Lot y Abraham deciden separarse por razones “financieras”. Lot eligió el valle del Jordán, y “fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma” (Gén. 13:12). La Biblia comenta: “Mas los hombres de Sodoma eran malos y pecadores contra Jehová en gran manera” (Gén. 13:13).
Más tarde, cuando Dios advirtió a Abraham que estaba planeando destruir Sodoma, Abraham negoció un acuerdo que Dios no la destruiría si se encontraban 10 personas justas allí (Gén. 18:16 al 33). La poca probabilidad de hallar incluso 10 personas justas en Sodoma quedó demostrada por lo que sucedió con los mensajeros enviados a visitar a Lot. La ciudad fue debidamente destruida; solamente Lot y sus dos hijas escaparon (Gén. 19:12-25).
Pedro deriva dos lecciones de esta historia. Primero, las dos ciudades proveen un ejemplo del castigo que recae sobre los impíos (2 Ped. 2:6).
Segundo, muestra que el Señor sabe cómo librar al justo de la aflicción y la tentación (2 Ped. 2:7-9). Pedro entonces señala algunas de las características de aquellos que fueron destruidos en Sodoma y Gomorra: siguen la carne, andando en concupiscencia e inmundicia, desprecian el señorío, son atrevidos y contumaces, y no temen decir mal de las potestades superiores (2 Ped. 2:10, 11).
Estas características tienen similitudes con cómo Pedro describe a los falsos maestros y sus seguidores.
La historia de Balaam se encuentra en Números 22:1 al 24:25.
Había sido contratado por Balac, rey de Moab, para maldecir a los israelitas. Aunque reticente al principio, fue persuadido finalmente a aceptar esta tarea, por causa del ofrecimiento de una mayor suma de dinero (Núm. 22:7 al 21). En el camino, fue confrontado por el “ángel de Jehová” y fue librado de la muerte únicamente cuando su asna se desvió. Balaam, entonces, azotó a su asna y solamente se dio cuenta de su error cuando fueron abiertos sus ojos, y él mismo vio al “ángel de Jehová” (Núm. 22:22-35).
Al final, Balaam terminó bendiciendo a Israel (Núm. 23:4-24:24). Pedro usó a Balaam como un ejemplo de aquellos atraídos por el adulterio y la codicia (2 Ped. 2:14, 15). Tales personas son como Balaam. Han dejado el camino que debieran seguir.
Piensa en todo lo que nos ha sido dado, tanto en la Biblia como en los escritos de Elena de White. Con eso en mente, ¿por qué como adventistas del séptimo día no podemos decir jamás que no hemos sido advertidos?