Dios también planeó dónde nacerías y dónde vivirías para su propósito. Tu raza y nacionalidad no son un accidente. Dios no dejó ningún detalle a la casualidad. Lo planeó todo para su propósito. La Biblia dice: “De un solo hombre hizo él todas las naciones […] y les ha señalado el tiempo y el lugar en que
deben vivir” [Hechos 17:26]. No hay nada arbitrario en tu vida. Todo tiene un propósito. »Lo más sorprendente, Dios decidió cómo nacerías. Sin importar las circunstancias de tu nacimiento ni quiénes son los padres, Dios tuvo un plan al crearte.
No importa si tus padres son buenos, malos, o indiferentes. Dios sabía que esos dos individuos poseían los componentes genéticos precisos para crearte a la medida como te había visualizado. Poseían el ADN que Dios quería para hacerte. »Aunque existan padres ilegítimos, no hay hijos ilegítimos.
Muchos hijos no fueron planeados por sus padres, pero no dejaron de ser planeados por Dios. El propósito de Dios tomó en cuenta el error humano, y aun el pecado» (Rick Warren, The Purpose Driven Life, [Una vida con propósito], p. 23).
Considera las siguientes declaraciones: «Las lágrimas vienen al anochecer, pero el gozo viene por la mañana» (Rey David).
«La amistad multiplica los bienes y reparte los males, es el único remedio contra la adversidad, y constituye un desahogo del alma» (Baltasar Gracián).
¿Cómo puedes ser tú la respuesta a la oración de una persona angustiada o solitaria?