y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres» (Juan 8:32, N TV).
EI Index Librorum Prohibitorurn [Índice de libros prohibidos] es un listado de obras que la Iglesia Católica catalogó como perniciosas para la fe; incluía el procedimiento de censura que se debía utilizar. Promulgado por primera vez, a petición del Concilio de Trento, por el papa Pío IV el 24 de marzo de 1564, se elaboraron más de cuarenta ediciones, a cargo de la Congregación del Índice, creada por el papa Pío V en 1571. El 14 de junio de 1966, el papa Pablo VI lo suprimió.
Aunque ya existía cierta censura, se instauró el Index cuando la Reforma Protestante encontró un aliado temible en la invención de la imprenta, ya que no se podía frenar la difusión de verdades bíblicas descuidadas durante siglos. Así, en 1523, Carlos V prohíbe la difusión de las obras de Martín Lutero en sus dominios, incluida la Monarquía Hispánica y el Imperio Germánico, ratificado al año siguiente por el papa Clemente VII) para todo el territorio católico.
El rey de Inglaterra Enrique VIII ordenó la elaboración del primer «Índice», publicado en 1529. Carlos V encargó esta tarea a la Universidad de Lovaina y lo publicó en 1546. En 1551, la Inquisición española adoptó el índice de Lovaina, y le añadió un apéndice dedicado a los libros escritos en castellano: primer Indice de Libros Prohibidos de la Inquisición española.
Este listado —y la excomunión implicada— fue abandonado el 14 de junio de 1966, luego del Concilio Vaticano ll. Sin embargo, todavía se considera un pecado venial, para los católicos, el leer libros injuriosos contra la fe o la moral católica.
Lo que el catolicismo no aprendió es que la verdad no puede suprimirse por decreto; no puede esconderse ni ser mantenida en la oscuridad. La verdad es VERDAD siempre, aunque se quemen los libros que la contengan o se impida su comunicación por cualquier medio. Como es imposible retener el agua entre las manos, la verdad siempre sale a la luz, filtrándose por cualquier resquicio, abriéndose paso como un raudal de luz en medio de la oscuridad.
Jesucristo afirmó que la verdad nos hará libres. Y se abrirá paso siempre que existan personas ávidas de conocerla. Hoy, disfrutamos de una libertad casi irrestricta para leer libros con la «verdad presente», imprimirlos y distribuirlos masivamente. Pero la estrategia de Satanás es sepultar la verdad bajo una avalancha de medios de comunicación, con tal cantidad de información, incluso buena, que nuestra mente se ve incapacitada de distinguir la verdad del erron
Es hora de volver a los orígenes. Hoy, proponte dedicarte a leer la Biblia y el Espíritu de Profecía. Y que todo aquello que pongas frente a tus ojos pase a través de ese filtro de verdad. MB