«Entonces los arrestarán, los perseguirán y los matarán. En todo el mundo los odiarán por ser mis seguidores» (Mateo 24:9, NTV).
Nerón Claudio César Augusto Germánico, emperador del Imperio Romano entre octubre del 54 d.C y junio del 68 d.C., tras entrar en desgracia, se suicidó el 9 de junio del 68. Tirano y extravagante, el reinado de Nerón es recordado por realizar ejecuciones sistemáticas, incluyendo a su propia madre y a su hermanastro, Británico; se cree que mientras Roma ardía, él componía con su lira.
Durante la noche del 19 de julio del año 64 un incendio devastó Roma. Según Tácito, el fuego se extendió rápidamente y duró cinco días. Fueron destruidos completamente cuatro de los catorce distritos de la ciudad, y otros siete quedaron muy dañados. No está realmente claro si fue accidental o premeditado. Suetonio y Dion Casio afirman que fue causado por el propio Nerón, con el objetivo de reconstruir la ciudad a su gusto.
Según el historiador Tácito, para eliminar las sospechas sobre sí mismo, Nerón culpó a los cristianos de provocar el incendio. Entonces «fueron devorados por perros y murieron. Los quemaban arrojándolos a las llamas, para servir como iluminación nocturna, cuando la luz del día caía. Nerón ofreció sus jardines para este espectáculo» (Las crónicas, Libro XV, párr. 44). Miles de cristianos fueron muertos en las calles; otros eran cosidos en costales, luego embadurnados con pez y quemados vivos en los banquetes nocturnos que Nerón realizaba en sus jardines.
Tertuliano es el primer escritor cristiano en llamar a Nerón el «primer perseguidor de los cristianos». «Los paganos atribuyen a los cristianos cualquier calamidad pública, cualquier flagelo. Si las aguas del Tíber se desbordan e inundan la ciudad, si por el contrario el Nilo no se desborda ni inunda los campos, si hay sequía, carestía, peste, terremoto, la culpa es toda de los cristianos, que desprecian a los dioses y, por todas partes, se grita: ‘iLos cristianos a los leones!’ »
Eusebio de Cesarea escribió que Pablo fue decapitado en Roma durante el reinado de Nerón; y sus persecuciones llevaron al asesinato de Pedro, aunque no afirma que Nerón lo ordenara, Para otros escritores del siglo IV, Pedro y Pablo fueron asesinados por órdenes de Nerón.
Esta actitud de Nerón contrasta con la de Pedro y de Pablo, y miles de cristianos que depusieron su vida para llevar las buenas de salvación al Imperio Romano. Pero la sangre de los mártires fue semilla que terminó multiplicándose en la vida de millones de hombres y de mujeres convertidos a Cristo.
¿Estás dispuesto hoy a dar tu vida por el evangelio, aun cuando haya quienes quieran impedirlo? MB