Lee 2 Pedro 2:17 al 22; y Mateo 12:43 al 45. ¿Cuáles son los peligros cuando un converso al cristianismo regresa a su anterior estilo de vida?
Pedro estaba especialmente preocupado acerca del destino de aquellos a quienes los falsos maestros llevan a sus antiguos pecados (2 Ped. 2:18). Los falsos maestros prometen libertad, pero, tal como lo señala Pedro, la libertad que prometen es radicalmente diferente de la clase de libertad que Jesús prometió a aquellos que lo seguían.
Observa la advertencia poderosa que dio Pedro. Habría sido mejor “no haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse atrás” (2 Ped. 2:21), a sus antiguos caminos.
Por supuesto, esto no significa que el caso de ellos no tenga esperanza. Todos conocemos historias de aquellos que se han apartado del Señor y que después han regresado. Y sabemos que el señor está muy feliz cuando lo hacen, y gozoso de recibirlos nuevamente (ver Luc. 15:11-32).
Significa solamente que apartarse es un curso peligroso de acción, y tampoco es una decisión placentera.
Un perro que vuelve a su vómito es una forma cruda y dura de describirlo, pero Pedro enfatiza su idea con esa imagen.
Quizás el eco de las palabras de Jesús en 2 Pedro 2:20, es intencional (ver Mat. 12:45; Luc. 11:26). Jesús cuenta la parábola de un hombre que ha sido librado de un espíritu inmundo. El espíritu deambula sin un lugar propio y luego regresa para ver “mi casa de donde salí” (Mat. 12:44).
Al llegar, la encuentra vacía y ordenada. Entonces, se muda nuevamente, pero trae consigo varios otros espíritus más inmundos que él mismo. Como lo dice Jesús: “El postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero” (Mat. 12:45).
El peligro ilustrado por Jesús, y que también describe Pedro, es real. El nuevo creyente debe asegurarse de que las cosas del Espíritu reemplacen las cosas que dominaban anteriormente en su vida. Si involucrarse en la iglesia y compartir su nueva fe no reemplazan las actividades seculares anteriores, es demasiado fácil revertirse a los antiguos caminos.
¿De qué maneras como familia de la iglesia podemos nutrir mejor y discipular a todos nuestros miembros, especialmente los más nuevos?