«Hasta los jóvenes pueden cansarse y fatigarse, hasta los más fuertes llegan a caer, pero los que confían en el Señor tendrán siempre nuevas fuerzas y podrán volar como las águilas; podrán correr sin cansarse y caminar sin fatigarse» Isaías 40: 30-31.
Todavía recuerdo la sensación del áspero y frío piso de cemento contra mi mejilla. Era la forma en que cada doce minutos terminaba la carrera en la clase de Educación Física de mi primer año de universidad. Mi profesor de gimnasia era un demente, nos hacía correr alrededor de la pista bajo el ardiente sol de Arizona. La regla era que, a menos que la temperatura subiera a cuarenta grados centígrados, teníamos que correr. Más de una vez, cuando la temperatura a las diez de la mañana estaba en treinta y seis, yo jadeaba y resollaba alrededor de la pista, orando para no pasar más calor.
Los alumnos caían como moscas en las graderías tras cada carrera, mareados y agotados, diciendo cosas sobre el calor. A veces cerraba los ojos y me decía a mí misma: «Una vuelta más, solo una vuelta más». Cuando finalmente terminaba, nos arrastrábamose hasta los vestuarios y nos tirábamos en aquel piso celestial, renegando del día en que habíamos decidido tomar aquella clase. Un día, me quedé dormida en el piso y me desperté medio desnuda.
No sé cómo les expliqué a los trabajadores de la limpieza por qué me encontraba así, excepto que estaba absoluta y completamente agotada.
Aunque en nuestra adolescencia tenemos mucha energía y resistencia, algunas cosas, como una carrera al sol, pueden dejarnos sin aire. «Hasta los jóvenes pueden cansarse Y fatigarse», dice Isaías. Pero yo creo que no solo está hablando del cansancio físico.
Yo diría que también estaba pensando en que las situaciones de la vida nos desgastan, nos desaniman, nos agotan, entristecen nuestros corazones y nos damos por vencidos. Pero Isaías promete que quienes ponen su esperanza en Dios, tendrán nuevas fuerzas, ya sea físicas’ mentales, emocionales o espirituales. Dice que seremos capaces de correr sin cansarnos. Más que un secreto de entrenamiento, este puede ser un estilo de vida. Espera en el Señor y verás que las cosas que normalmente te hunden, se harán más soportables y manejables.