«Ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí» (Galatas 2:20, NVI).
¿Has oído alguna vez hablar de las Islas Canarias? Son un conjunto de Islas que pertenecen a España, aunque se encuentran junto a las costas de África. ¿Sabes de dónde deriva su nombre, «Canarias»? Ya me imagino que habrás contestado «de que hay muchos canarios allí». Sí, pero no; la respuesta es un poco más complicada que eso. Sí hay muchos canarios en las Islas Canarias, pero no se llaman así por eso.
Cuando llegaron los primeros exploradores españoles a esas islas, se fijaron en que había muchos perros. Por eso se les ocurrió llamarlas «Canarias». ¿Y qué tiene que ver un canario con un perro? Bueno, es que para aquella época, «can» quería decir «perro»; de ahí proviene, por ejemplo, la palabra «canino», para referirnos a esos animales. Lo que sucede es que, en latín, can significa perro; y por aquella época el latín se usaba mucho para poner nombre a cosas y lugares. Así que, a las Islas Canarias no las llamaron así porque hubiera muchos canarios, sino porque había muchos perros.
Ahora bien, da la casualidad de que en las Islas Canarias hay muchos canarios. ¡Uy, qué lío! Es de ahí de donde proceden esas aves, y por eso se las llamó así. Tal vez pienses: «Qué raro que los canarios vengan de tan lejos, si en mi casa tengo una jaula con canarios y nacieron aquí». Sí, es cierto, pero los antepasados de los canarios de nuestras casas vinieron de esas islas.
¿Te das cuenta de lo intrincado que es esto de poner nombre a las cosas? A veces, la razón que parece evidente para que algo se llame como se llama, resulta que no es la verdadera razón.
Igual sucede con la palabra «cristiano». ¿De dónde proviene esa palabra? De «Cristo”. Cristiano es la persona que es seguidora de Cristo. Sin embargo, podemos ver que muchos que dicen ser cristianos no se comportan como cristianos; hacen cosas que Cristo nunca aprobaría. La pregunta más importante es: ¿Tú eres cristiano? Si llevas ese nombre, debes hacerle honor. ¿Cómo? Pues no siendo cristiano solo de nombre, sino de verdad; haciendo las cosas que a Jesús le gustan. Solo así podrás decir que eres cristiano de corazón y de verdad.