«Señor, tú me has examinado y me conoces. Sabes todas mis andanzas, ¡sabes todo lo que hago!» (Salmo 139: 1-3).
Tienes algún amigo que te conoce mejor que tú mismo? ¿Alguien que puede predecir tus movimientos, pensamientos y palabras? Yo sí. Es mi mejor amigo, Greg (mi esposo). Si vamos a una tienda y hay diez abrigos, él sabe cuál voy a comprar mucho antes de que yo lo sepa. ¡Yo me pruebo seis antes de decidirme! Si vamos a la librería, él sabe qué libro voy a escoger. Sabe quién va a ser mi amiga cuando conocemos a gente nueva. Incluso ha enviado correos electrónicos desde mi cuenta un par de veces, porque sabía cómo iba a responder, y estaba en lo correcto.
Si se me pierden las llaves, adivina dónde las he puesto, Generalmente incluso sabe lo que estoy pensando. Sabe si estoy enojada incluso si no he dicho nada. Me recuerda mis sueños y metas, a veces mucho después de que he renunciado a ellos. ¡Qué dicha si todos tuvieran un amigo así!
¡Sí, Io tenemos! El Salmo 139 nos habla de un Dios que nos ha examinado y nos conoce a fondo. Un Dios que conoce nuestros pensamientos. Antes de que las palabras salgan de nuestra boca, él ya las sabe. Él conoce nuestros caminos.
Todos los días de nuestra vida están escritos en su libro, aunque todavía no hayan sucedido. Piensa en todo esto por un momento. Sí, mi esposo conoce mis hábitos y preferencias, ¡pero Dios lo sabe todo de mí!
La vida puede ser muy solitaria a veces, cuando sentimos que no hay nadie que nos entienda. Y a veces Dios no parece ser suficiente. Queremos un verdadero amigo que nos conozca, no solamente un Dios que está en alguna parte del cielo.
¡Pero Dios puede ser más que eso! Incluso las personas que te conocen, en realidad no lo saben todo sobre ti. ¡Pero Dios sí lo sabe! Hasta el más mínimo detalle y ¡te ama de todos modos! Que alguien te conozca hasta en lo más mínimo y te ame es la sensación más maravillosa del mundo. Hoy, disfruta del hecho de saber que Dios te conoce completamente, que es el mejor amigo que jamás hayas podido tener, que sabe hasta el más mínimo detalle de tu vida y, aun así, te ama.